Capítulo 15 "Hogsmade"

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  Los labios de Potter se movían sobre los míos con suavidad y lentitud, y yo permanecía estática, sin poder reaccionar.

  Demasiado sorprendida para apartarme, pero demasiado asqueada para permanecer sin hacer nada al mismo tiempo.

  Los pies de Potter se arrastraron sobre el suelo, y mi espalda chocó contra la pared de ladrillo, que traspasó el material fino de mi camisón y dejó que su frío calara mis huesos.

  Ese simple contacto logró arrancarme de mi trance y hacerme reaccionar.

  Me aparté de Potter bruscamente, haciéndome a un lado y dejando que sus labios se estamparan contra la pared.

  Respiré entrecortadamente y pasé mis manos sobre mis labios, intentando borrar la sensación cálida y suave que permanecía en ellos.

  Los suspiros de Potter cortaron el aire y pude ver sus manos tantear en la oscuridad, en busca de algo o alguien, según deduje.

  No me faltaron ganas de zarandearlo o abofetearlo, pero luego recordé que estaba sonámbulo y mi furia disminuyó.

  Volví a pasar las palmas de mis manos por mis labios, prometiéndome bañarlos en alcohol en cuanto regresara a mi habitación.

  De pronto, un par de brazos me envolvieron en un abrazo que me tomó completamente desprevenida.

-¡Potter! ¡Suéltame! - grité en voz baja, luchando contra sus brazos, que se esmeraban en mantenerme cerca de él.

  Sentí su respiración en mi cabeza, y seguidamente todo su peso recayó sobre mí.

¡Diablos!

  Tuve que hacer uso de toda mi fuerza para lograr mantenerme en pie.

-¡Ya! ¡Sal! - exigí, intentando apartarlo de mí, pero viéndome rendida ante su peso.

Agotada, hice lo que cualquier otra mujer hubiera hecho en mi situación: lo dejé caer.

  No pude evitar esbozar una mueca de dolor al verlo caer al suelo, el cual lo recibió con un golpe sordo.

  Sus ojos permanecían cerrados y su respiración era entrecortada, más allá de su cabello despeinado y su pijama a cuadros, parecía un niño.

  Lo empujé contra la pared y apoyé su espalda contra ella, vanagloriándome de lo atenta que era.

  Estaba por marcharme cuando mi orgullo me detuvo.

   Sería una tonta si desaprovechaba la oportunidad que la vida me estaba regalando.

  No pude resistir la tentación y me dispuse a meter uno de sus dedos en su naríz.

  Tomé su mano hecha un puño y la abrí con cuidado, para elegir un dedo y prepararme para realizar mi travesura, pero cuando estuve por hacerlo, su mano me atrapó y abrazó mi antebrazo cómo si fuera un oso de peluche.

  Forcejeé, intentando soltarme.

-¡Suelta! - dije, zarandeando mi brazo atrapado y ganándome un tirón que me hizo caer sentada al suelo.

  Reprimí un grito de dolor y me incorporé, masajeando mis cuartos traseros adoloridos con mi mano libre.

  Tiré de los cabellos de Potter para que me soltara pero no hubo reacción alguna.

  Con precaución, aflojé sus dedos uno por uno, logrando liberar mi brazo con éxito.

  Sin detenerme para hacer maldades, corrí hasta la Sala Común, sintiéndome un poco culpable por haber dejado a Potter allí solo, pero luego viéndose ese sentimiento sofocado por otro de enojo y horror al rememorar el horrible beso.

Tercera Generación "La Batalla de las Cenizas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora