Capitulo 40 "Raphina Riddle"

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N/A: Diooos que bien se siente volver. No los voy a demorar pero les advierto: van a estar perdidos.
Muajajajjajajaja

🌙🌙🌙

Dedicada a @itzcronamenta que me inspiraste a seguirla...

Abro mis ojos de golpe, incorporándome torpemente lo cual logra que caiga duramente contra el suelo de madera.

Un quejido de dolor se escapa de mis labios ante el tirón doloroso que se extiende por mi tobillo.

-Tontas sábanas. - mascullo, apartándolas a patadas.

Me pongo de pie con dificultad, mi pie izquierdo algo adolorido, pero se me pasa al instante.

Me mareo por unos segundos, y no reconozco el lugar en donde estoy, pero una vez que vuelvo en mí todo resulta familiar. El techo alto con grandes candelabros, las paredes enmascaradas con el tapiz crema, los muebles finos de caoba, y mi celestial cama cubierta de cuantas sábanas y almohadas se me puedan antojar. Un enorme espejo con bordes de plata extendiéndose por la pared del frente.

Tía Delph no reparó en gastos en esta ocasión.

Me observo en el gran espejo frente a mi cama: ojos claros, cabello enamarañado y castaño, un flequillo desprolijo cayendo sobre mi frente, y piel pálida. Un leve corte rojizo extendiéndose bajo mi oreja, y aún me pregunto qué es.

Me siento extraña contemplando mi figura. Estoy demasiado delgada, pero tampoco paso hambre. No como mucho, es cierto, pero no tengo apetito.

Intento sonreír a mi reflejo, pero cuando lo hago un flash aparece frente a mis ojos: cegándome. Me duele la cabeza, y una mirada almendra se me aparece por unos segundos. Otra vez. Hace cinco meses ocurrió por primera vez, y no ha dejado de pasar.

Tiemblo, y decido apartar ese nudo que siento apretado en mi pecho y que no me deja respirar con normalidad.

¿Qué es?

He tratado de descifrarlo pero no encuentro explicación lógica ni nadie aquí con quien compartirlo.

Bostezo, y procedo a encaminarme hacia el comedor, en busca de algo que pueda comer aunque sea como desayuno, aunque por mi ventana puedo vislumbrar que parece estar pasado el mediodía.

Me encojo de hombros y sigo mi camino.

Bajo las escaleras con los pies descalzos y el camisón claro abanicándose entre mis talones.

Nadie interfiere en mi camino, nadie parece estar en casa.

-¡Ben! - llamo, pero nadie responde. -¡Benjamin!

Silencio. Bufo.

Llego hasta el final de la escalera, donde me encuentro con un largo pasillo oscuro. Continúo por él, haciendo caso omiso a los retratos familiares que en las paredes aparecen conforme avanzo.

El pasillo me lleva hacia una puerta blanca, la cual empujo y me encuentro envuelta por un agradable aroma a verduras y nuez moscada. El ruido de platos y ollas me sorprende, asi como un elfo doméstico con quien me doy de lleno y ambos caemos el suelo, provocando un estallido de platos y sartenes y que todo el resto acabe con sus labores para observar el desastre.

- ¡Kreacher! ¡Lo siento tanto! - me disculpo, quitando del medio un pedazo de plato de porcelana y encaminándome hacia el viejo elfo tendido en el suelo.

Sonrío al verlo bufando en mi contra. Sus orejas puntiagudas estan caidas, y su cara arrugada, algunos cabellos plateados en su mentón y cabeza. Sus arapientas ropas desprenden un desagradable vaho, y algunas manchas oscuras de moho se extienden por la parte del frente.

Tercera Generación "La Batalla de las Cenizas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora