Capítulo 25 "Tribulación"

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Ha pasado al menos una hora desde que los gritos de Jules cesaron. Una hora atemorizante, sus gritos frustrados han logrado perforar mis tímpanos y ya no puedo mantenerme tranquila.

Gus me suplica que me mantenga bajo control, pero me resulta una tarea imposible.

Mi respiración está agitada y no he dejado de sacudirme, esperando encontrar una pequeña falla en aquella red invisible que me sostiene.

- No lograrás nada. - afirma la rubia. - He intentado lo mismo durante horas en cuanto nos pusieron aquí.

Hago oídos sordos a su comentario y sigo sacudiéndome, moviendo mis hombros de lado a lado e intentando recuperar la movilidad en mis piernas.

- Debes calmarte, Itt...

- ¡No puedo calmarme, Gus! - estallo, aún en la labor. - ¡Debemos salir de aquí!

Oigo sus supiros derrotados pero eso no me detiene.

Cierro mis ojos con fuerza, luchando contra esas redes invisibles que cortan mi circulación.

Me detengo en seco cuando el ruido de pasos hace eco contra las paredes del exterior.

Dejo caer mi cabeza hacia atrás y calmo mi respiración, cierro mis ojos e intento relajarme al tiempo que escucho una puerta abrirse.

El miedo y la adrenalina envían pinchazos a mi cuerpo y trato de no manifestar alguna expresión que pueda delatarme.

Los pasos se acercan, con lentitud, y luego una voz habla:

- Ya vine por ti, rubia.

Escucho un chasquido de dedos y el ruido de algo cayendo al suelo dolorosamente.

Un gritito proveniente de Gus me alerta que la han liberado.

A continuación, una risa cruda y desagradable invade la habitación, y mi respiración se corta cuando otro chasquido hace que caiga con torpeza.

Mi cabeza golpea contra el suelo alfombrado y mi espalda cruje ante el impacto, aún así mantengo mi mandíbula apretada, ahogando todo sonido que pueda demostrar mi mentira.

Los pasos se acercan a mí, y tengo que hacer uso de todas mis fuerzas para no huir corriendo cuando una mano me toma por el cuello, obligándome a abrir los ojos y la boca en una búsqueda desesperada de aire.

Me encuentro de cara con el rostro de un hombre. Sus ojos oscuros se achinan ante una sonrisa malvada, y el asomo de vello en la barbilla le da más oscuridad a un rostro cuyas expresiones denotan disfrute y crueldad.

- ¿Intentabas engañarme? - pregunta, sonriente, su mano apretándose en mi cuello con más fuerza.

Boqueo en busca de aire.

El chasquea la lengua con disgusto.

- Verás, creo que aún no entiendes dónde estas, ¿o sí? - prosigue, apuntando con su varita a Gus en cuanto esta hace amague de moverse hacia mí. - En cuanto ella trate contigo desearás estar muerta.

Y a continuación me suelta.

Caigo al suelo y absorvo grandes bocanadas de aire.

Mis piernas se aflojan y logro sentir los dedos de las manos. Todos mis músculos estan entumecidos y una sensación de hormigueo me recorre de arriba a abajo.

- ¿Estás bien? - pregunta Gus, acercándose a mí.

Muestro el pulgar, recuperando el aliento.

No tengo fuerzas para negarme cuando el Mortífago me arrastra, aferrándose duramente a mi brazo y al de Gus.

Siento un mareo cuando una gota de sangre ensucia la camisa de mi, ahora arrugado, uniforme.

Tercera Generación "La Batalla de las Cenizas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora