El coyote correteó a mi alrededor, desparramando su luz por donde pasaba y dejando que todos pudiésemos admirar el brillo que bañaba su pelaje.
Mis ojos no podían separarse del azabache, cuyas pupilas observaban las mías con seriedad y un extraño brillo que no logré comprender. Su rostro estaba completamente serio y su mirada era profunda y firme a la vez. No hubo sonrisa ni muecas en su rostro, tan solo una seriedad que nunca antes había visto en él.
El animal se disolvió en cuanto los ojos castaños se apartaron y miraron con fijeza el rastro de luz que había sido el coyote en medio de una carrera desesperada.
-¡Excelente, señor Thomas! - elogió el regordete profesor, mostrando una sonrisa de roedor en su rostro. - Eso, mis alumnos, fue un Patronus corpóreo, e imagino que el recuerdo que buscaste fue muy potente, ¿me equivoco?
Jules negó con la cabeza, encogiendo levemente sus hombros.
-Fue suficiente. - dijo, agachando la cabeza y moviendo sus pies en el lugar.
-Suficiente. - reflexionó el profesor, paseando entre los alumnos y dejando un rastro de oLor putrefacto como huella. - Una palabra interesante. No es demasiado, pero tampoco es poco. Suficiente. Un recuerdo necesita ser algo más que suficiente para lograr ese Patronus, señor Thomas.
La clase permaneció en silencio, pensando cada una de las palabras del profesor Daweings con sumo cuidado.
-Necesita ser intenso. - explicó, deteniendo su caminar en el centro del salón de clases y paseando su mirada sobre los alumnos. - Verán, para lograr esta clase de magia, necesitan apelar a la magia humana más efectiva: el amor. - una serie de balbuceos se desató entre los alumnos, y un grupo de Gryffindors soltaron risitas. - Y no hablo solo de parejas, señores. Hablo de amor por lo que vivieron, amor por la persona con que lo vivieron, amor a ustedes mismos... - hizo una pausa, cruzándose de brazos y rozando su bigote con un dedo. - Esta clase de magia representa sus deseos más profundos, representa lo que son; es por eso que es tan poderosa. Es pura; pero también es fácil de romper, puede quebrantarse con uno de los actos más deshonrosos que un ser humano puede cometer. ¿Alguien sabe a qué me refiero?
- Matar. - respondió Potter al otro lado de la sala, cruzado de brazos y mirando con fijeza al profesor.
Un escalofrío me recorrió la espina.
-Exacto. - asintió el profesor. - Y es por eso que deben cuidarla. Será su mejor escudo, y no me refiero al encantamiento.
La campana interrumpió un silencio impuesto en el lugar, y los alumnos recogieron sus mochilas con apuro, listos para disfrutar del periodo libre.
El azabache cruzó el aula con rapidez, para levantar su mochila y perderse entre la manada de alumnos que se dispersaban por los corredores. Divisé a Wane, intentando alcanzarlo entre el gentió, para luego perderse de vista.
- Hey, ¿estás bien? - preguntó Gus a mi lado, sus rizos rubios meciéndose en una coleta a su espalda.
- Sí, bien. - respondí, recogiendo mi bolso del suelo y caminando hacia la puerta.
- ¿Tú y Jules pelearon? - preguntó dudosa, su boca torciéndose en una mueca. - Los vi raros esta mañana...
- Sí. Anoche discutimos, pero no tiene importancia. - aclaré encogiéndome de hombros y caminado hacia el segundo piso, donde el profesor Binns impartía su clase de Historia de la Magía.
- ¿Quieres contarme? No le diré a nadie. - mencionó, mirando a Ner, Tessa y Joy, quienes caminaban unos pasos más atrás y reían de quién sabe qué.
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Tercera Generación "La Batalla de las Cenizas"
Fanfiction¿Y si en realidad no todo ha terminado? ¿Y si la generación de los Potter está destinada a algo más? ¿Y si en las cenizas todavía hay brazas crepitando, escondidas en el polvo del olvido y el anhelo de la paz? Las desapariciones comienzan c...