Capítulo 3

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Siento una terribles ganas de hacer pis.

Abro los ojos y los vuelvo a cerrar ante la luz que brilla en el techo.

Vuelvo a abrir los ojos y parpadeo para acostumbrarme a la luz.

No entiendo nada.

No entiendo por qué mi ropa no está, por qué traigo puesta una bata, por qué estoy acostada en una camilla, por qué me siento mareada y no entiendo que hago en un maldito hospital.

Tantas dudas hacen que me duela la cabeza.

Me incorporo y me siento al borde de la cama, pero cuando inyento ponerme de pie, el mareo me hace volver a sentarme.

— Mierda. —

Busco en la pared y encuentro el botón para llamar a la enfermera. Esta tarda unos minutos en aparecer.

— Bienvenida Señorita Willams. — dice la enfermera con una sonrisa.

— Necesito ir al baño. — digo inmediatamente.

La enfermera sonríe y niega con la cabeza.

— Tienes puesto un catéter urinario.—

Abro los ojos por la sorpresa.

Y yo que casi me pongo de pie y me arranco. Suerte que no logre dar ni un paso.

Pero es incomodo y vergonzoso y no puedo hacerlo.

— Por favor. —

La enfermera se rie y se acerca a la camilla después de haberse desinfectado las manos con el alcohol en gel que hay junto a la puerta.

— Bien cariño, relajate. — dice ayudandome a ponerme en una posición cómoda.














Fue relajante ir al baño.

Sentía que la vejiga me iba a explotar.

La enfermera Brown es muy paciente y cariñosa. Me agrada.

Me ayuda a ir y venir del baño con el suero puesto y tiene la gentileza de acomodarme la almohada para que este más a gusto.

— ¿Qué me paso? — le pregunto una vez ques estoy comoda.

— Lo siento pero eso no me corresponde a mi. Traeré a la doctora.— responde y sale para volver con una mujer mayor que ella vestida con una impecable bata blanca.

Luce muy formal y se me hace que no es como la enfermera Brown.

— Buenas noches Señorita Willams. — dice — Soy la doctora Smith. —

— ¿Qué me paso? — vuelvo a preguntar.

— Pues, llegó en estado inconciente a las quince horas de la tarde acompañada de un hombre y una mujer que aclaró ser su compañera de trabajo.

>> Se le hizo analisis de sangre y un chequeo pero no hubo rastros de trastornos internos o externos, solo estaba inconciente.

>> Su amiga y el joven dijeron que había sido casi atropellada por un vehículo. Por eso llegamos a la conclusión que se había desmayado por el impacto. —

— ¿Qué hora es? — es lo único que me sale decir ahora.

La enfermera Brown se fija la hora en su reloj de pulcera y me dice que faltan cinco minutos para las diez de la noche.

Muerta en vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora