Capítulo 13

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3 de Octubre de 2017.


Juego con la comida dándole vueltas con el tenedor.

— ¿Estás bien Vick? — me pregunta Haylee. Ella es quien me acompaña hoy en la hora del almuerzo. Gill parece que tuvo un problema con dos empleados. Lleva más de tres hora reunida.

— No tengo mucha hambre. — respondo con la vista en el plato.

Levanto la vista para darle una sonrisa a Haylee y esta me la devuelve con los ojos brillosos. Siempre los tiene así.

— ¿Todo bien con Frank? — me pregunta. Le da un sorbo a su coca-cola light.

Esa pregunta me hace sonreír.

— Todo está bien. — respondo con una sonrisa autentica — Hablé con él ayer, Parece que volverá el próximo Lunes. Un compañero tomará su lugar. —

Es un alivio y al contarlo se siente como recupero la juventud.

Estos días sin él han sido un calvario. El trabajo me tiene nerviosa porque no se me cae una idea, el del alquiler me tiene cansada con el contrato y el tema de Damian me tiene con el estomago dado vuelta.

En cuanto a ese último tema, ya quede con la tía Margaret para cenar esta noche. Incluso invito a la tía Jullieth con la pequeña Hannah.

— Eso suena muy lindo. — me dice Haylee.

Hablando de familias, novios y Haylee...

— ¿Cómo estás tú, Haylee? — le pregunto.

Así es como empiezo una investigación de Haylee y su misteriosa vida.


***


Toco el timbre en la casa de mi tía. Soy atendida por Alonso, su marido.

— Que alegría verte Victoria. — dice mi tío. Aún no entiendo porque me trata como una desconocida. Me conoce desde que tengo once años. Recuerdo que me resultaba como un gigante pero de los buenos.

— Lo mismo digo tío. — digo acercándome para darle un abrazo y un beso en la mejilla. Él me devuelve el saludo y me cede el paso para luego cerrar la puerta tras de mí.

En el comedor me encuentro con una muy barrigona tía Margaret acomodando todo para la cena. Pobre, se la ve agotada.

— Deberías descansar un poco. — comento.

— Victoria. — dice antes de acercarse a darme un intento de abrazo. Su panza le incomoda.

Una vez que me aparto ella continúa colocando los platos.

— Siéntate, yo lo hago. — le digo.

— Me temo que estás hablando con una pared. — Comenta tío Alonso a mis espaldas — Lo intento todas las mañanas, tardes y noches. —

— Como se você fosse de grande ajuda. — le dice tía Margaret llevándose las manos a las caderas. Creo que lo está reprendiendo. Por lo general, cuando hablan en portugués, es porque están discutiendo.

Apenas tente não fazer muito pelo bebê.le contesta mi tío.

— ¡Estou grávida, não invalida! — chilla ella.

Muerta en vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora