Capítulo 19

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09 de octubre de 2017.

Bajó del taxi después de pagar. Luego, con ayuda del conductor, sacó su maleta del baúl y se quedó de pie en la acera.

Vio como el taxi se alejaba antes de ver hacia el edificio donde vivía el amor de su vida.

¡Dios, la extrañaba tanto!

— Ya llegué, cariño. — murmuró al tomar su valija.

Entró en el edificio, saludo cordialmente al portero y subió al ascensor.

En el trayecto, se estiró. El asiento del avión no era el más cómodo del mundo y están cansado. Pero el solo hecho de estar a minutos de volver a verla, le sacaba una sonrisa que opacaba todo rastro de cansancio.

El timbre de llegada le sacó de sus pensamientos sobre cómo saludarla. La última vez que habían hablado no se habían entendido bien. Y el reconocía que se había comportado como un tonto.

— Hola Victoria.

No, muy seco.

— Hola Vick, soy Frank.

Demasiado estúpido.

— Y si mejor solo dejo que abra la puerta y…

Si, esa era una gran idea. Romántica pero alocada, justo como su chica.

Llegó frente a la puerta y toco el timbre.

Tras unos segundos ésta se abrió.

Pero toda idea quedó en segundo plano cuando vió que la chica que había dejado en el aeropuerto, no era la que estaba frente a él.

Esta estaba pálida, con los ojos rojos de tanto llorar. El cabello todo despeinado y solo traía un pantalón holgado y una remera enorme. Reconocía ambas prendas, eran suyas.

— Victo…

La chica pareció reaccionar a sus palabras, como si hubiera salido de un trance, e inmediatamente se abalanzó sobre él para enredar sus piernas en su cintura y besarlo como si su vida dependiera de ello.

— Frank… — dijo Victoria sobre sus labios. Lo decía como si quisiera asegurarse de que era el realmente.

No la entendía.

— Si, soy yo. Estoy aquí. — respondió él, llevando sus manos por debajo del trasero de la chica para que no cayera.

— Realmente estás… — dijo apartándose para verlo. En sus ojos podía ver miedo, pero a la vez un gran alivio — Oh, Frank. Lo siento, de verdad lo siento mucho. No quise pelear.

— Yo tampoco. — respondió él, estrechandola  — Yo no quise decir lo que dije, lo siento.

Ella volvió a besarlo. Esta vez más suave, más lento. Conociendolo de nuevo.

Dejo todo junto a la puerta, cerró la puerta con el talón y los guio a la habitación principal con ella en brazos y sin romper el beso.


****


Arrojó la camiseta a algún lado de la habitación. Para su suerte ella no llevaba ropa interior.

Por su parte, sus zapatos fueron los primeros en desaparecer cuando entraron en la habitación. Ahora era el turno de su camiseta y su pantalón junto con sus boxers. Quito cada prenda sin apartar la vista de aquellos ojos verdes que lo observaban desde la cama, expectantes, enamorados.

Y el sentimiento era correspondido.

Gateo sobre el cuerpo desnudo de la muchacha, acariciándolo a su paso, besándolo, recordando su aroma.

Cuando estuvo a la altura de su rostro, vio con tristeza como a ésta se le llenaban los ojos de lágrimas.

— ¿Qué sucede, Victoria? — preguntó en un susurro — Si quieres podemos…

— No. — lo interrumpió — Ámame, por favor.

No tuvo que repetir sus palabras. Fueron absorbidas por besos apasionados y palabras de amor.

Despacio, muy despacio, se introdujo en el cuerpo de ella, susurrándole cuanto la amaba, cuanto la valoraba, cuan importante era ella en su vida. Y que la amaría hasta que la muerte los separe.

Eso le robó un gemido que le estrujó el pecho, pero ella solo le pidió que continuará diciendo todas esas cosas. Porque ella sentía lo mismo.

Los rayos de última hora de la tarde eran los únicos testigos de aquella reconciliación en el cuarto B.

Cuando sintió que ella estaba cerca la tomo de las manos, entrelazando sus dedos, la beso y le susurró: — Te amo, Victoria. Te amo.

Eso la hizo alcanzar las estrellas. El solo tardó un segundo en seguirla y se dejó caer en el pecho de su amada.

No dijeron nada.

Pero eso no quería decir que él no estuviera preocupado por ella.

Un sollozo le hizo levantar la cabeza y mirarla.

— ¿Qué sucede? Háblame. — Le suplicó.

— Que te amo, Franklin Evans.











N/A: Y Frank volvió hecho un potro salvaje de la pradera.

Debo admitir que me dió lástima escribir a Victoria.

¿Cómo estan bellezas mias? Espero aue bien desde donde sea que me lean. Espero sus respuestas.

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También tenemos un CONCURSO en mi otra historia (Sostenidos) y por último, la dulce Patty_CP me hizo una divertida entrevista que encontraran  en el último capítulo de su apartado Tiempo de... ¡Entrevistas!

Sin más anuncios, les deseo muy buenas noches con un sonoro beso en la frente (del tamaño de un palacio imperial) y nos leemos en los comentarios.

Muerta en vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora