Damian y Victoria

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No podía apartar la vista de aquella muchacha tendida en el suelo.

No cabía duda de que era hermosa. Excepto cuando se comportaba como una niña descarrilada… ¡Qué más daba! Descarriada o no, seguía siendo hermosa. Porque era como ella era realmente. Y eso lo había cautivado desde un principio.

Estaba cometiendo un error, un delito en contra de quien era él.

¿Pero no era eso enamorarse? ¿Cometer delito tras delito?

Un movimiento en su vista periférica lo saco de sus pensamientos y apreciación por la chica, qué todavía seguía dormida en el suelo.

No le quedaba mucho tiempo.

Por suerte no tuvo que despertarla él mismo.


— Podrías dejar de desmayarme cada vez que nos vemos. — gruñe Victoria poniéndose de pie con cierta dificultad por el mareo.

Pongo los ojos en blanco con exasperación. La chica pone a prueba la paciencia de cualquiera.

— No grites.

— Es mi caaaa… ésta no es mi casa. — responde mirando a su alrededor con el ceño fruncido.


Damien observa encantado como le brillan los ojos por la curiosidad a la luz de las velas. Y el color que se tornaba en su rubia melena.

Es hermosa…

Esas dos palabras se repetían constantemente en su cabeza.


— ¿Qué es este lugar? — me pregunta sin apartar la vista de su entorno.

— Es… algo así como lo que ustedes llaman... — la verdad es que nunca se me ocurrió como llamar a este lugar.

Por lo general, yo le digo “la sala”.

— Se podría decir que aquí es donde se da la vida.

Mis palabras la hacen voltear hacia mí con sorpresa.

— Querías que te explicara. — digo encogiéndome de hombros — Aquí tienes la respuesta.

— Es… maravilloso, pero a la vez perturbador. — murmura acercándose a una de las velas que está suspendida en el aire, frente a ella.

No pudo tener más razón.

— Las velas son la vida de cada persona. — comento.

Victoria me sonríe al mismo tiempo que toca la vela con la gema de su dedo.

— ¿De todas las personas del mundo? — pregunta con repentina fascinación.

Sonrío, su curiosidad me cautiva.

Le contesto que sí y, como era de esperarse, me pide que le enseñe la vela de Gill Jones.

Con un movimiento de mano, arrastro la vela de la muchacha, sin perderme la cara de Victoria al verme hacer (lo que llaman los mortales) este truco de magia.

La vela de su mejor amiga está en perfectas condiciones. Y le espera un largo, largo camino hasta extinguirse.

También me pide las velas correspondientes a los miembros de su familia, incluyendo la de Frank Evans. Obedezco, sin titubear.

Pero todo este entretenimiento acaba cuando pregunta lo inevitable.








N/A: Está jodido escribir con una sola mano en el bondi...

¡Muy buenos días mis bellezas! Cada vez estamos más cerca del chan, chan, chan... La palabra con "F".

¿Qué opinan? ¿Cuál será esa pregunta que hizo que se le frunciera el culo a Damian?

Como saben, los leo en los comentarios ;)

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Seguí el perfil de @mstake404 y hablamos acerca de las boludeces que escribo y otros temas... Llevo el mate.

Un beso grande y nos leemos.

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