30 de marzo del 2018.
Mi madre entra en la habitación con el rostro enternecido cuando yo estoy sentada en la cama.— ¿Puedo? — me pregunta señalando el borde de la sábanas que tengo en mis manos. Asiento con una sonrisa ante tal gesto.
Se acerca y se encarga de arroparme tal como lo hacía cuando yo era pequeña. Acomoda las cobijas para que no me entre frío por la espalda, esponja mi almohada y la acomoda para que quede a la altura de mi cabeza, y por último me acaricia mi rubia cabellera.
— ¿Estás lista para mañana? — pregunta, sentándose en el borde de mi cama de la infancia. Estoy pasando la noche aquí ya que se supone que "es de mala suerte ver al novio veinticuatro horas antes de la boda".
Como si la necesitara.
Suspiro.
— Ya no hay vuelta atrás, ¿Cierto?
Mi respuesta la hace reír.
— Cierto. — murmura — Estás tan grande, mi pequeña Victoria.
>> Parece que fue ayer cuando te arropaba y te contaba el cuento de "La princesa y el sapo". Cuando trajimos a Dean a casa y corriste a ver si era igual al "hermanito que pediste" — ambas reímos — Y luego creciste y te fuiste. Pero no importa, quieras o no, todos los caminos tienen un mismo punto de partida. No importa que tan lejos estés, siempre puedes regresar a casa.
— Regresar con Dean diciéndome cosa uno. — agrego con una sonrisa.
— Y tu padre perdiéndose por ahí. — dice Georgia.
— Sin enterarse de nada, pero diciendo que si a todo. — digo imitando las caras de papá — Y a ti no entiendo cómo usar la tecnología. — agrego riéndome.
Mamá me toma por sorpresa al jalarme de un mechón de cabello que estaba en la almohada. Chillo.
— Serás una mujer casada mañana pero siempre serás mi descarrilada hija. — me regaña.
— Como digas... Georgia. — gruño, ganándome otro jalón de cabello.
— Para ti soy mamá.
Nos reímos, me da un beso en la mejilla y me susurra "dulces sueños". Se pone de pie, apaga la luz y se va.
Me quedo observando un oso de peluche que está sobre la repisa, iluminado por el farol que viene de la calle.
Que ridículos e ilusos somos de pequeños. Creemos que la solución está en crecer, pero tarde nos damos cuenta de que el remedio es peor que la enfermedad.
****
31 de marzo del 2018.
Me veo y no lo creo.¿Esa del espejo de cuerpo completo soy yo?
— Es tan... hermosa. — escucho murmurar a mi tía Aurora.
Si, la del espejo soy yo.
— Oh, Victoria. — dice tía Jullieth, secándose una lágrima antes de que caiga.
— Como sigan así voy a arruinar el maquillaje. — digo volteándome para verlas a todos los las narices rojas. Y ver a Chiara y a Hannah mirando todo un poco confundidas.
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Muerta en vida
Science FictionVictoria Elizabeth Williams tiene una vida comoda y de la que no se queja. Familia amorosa, un prometido al que ama y él a ella, amigos y un trabajo fijo son algunas de las cosas que conforman esa vida feliz. Damian Black viene a buscar a Victoria...