Capítulo 14

59 12 32
                                    


Cruzo las puertas de cristal del hospital como una bala.

La llamé a papá y éste le aviso a mamá. Ambos ya están en camino.

En la recepción trato de decir, entre tartamudeos y balbuceos, que vengo a ver a Margareth Sousa.

— Si, acaba de ser ingresada al quirófano. — dice la chica tras verificar en el monitor — Puede esperar en la sala, segundo piso a la derecha. —

Se lo agradezco y vuelvo a salir disparada al segundo piso.

Mentalmente, ruego por la salud de mi tía y la de su bebé.

Es absurdo, hace unas horas disfrutábamos de una cena agradable con la mitad de la familia y al segundo se volvió una tragedia.

Entro en la sala y me encuentro con mi tío.

Está sentado en un rincón con la cara hundida en sus manos.

Por favor, esteja bem. Que meu bebê esteja bem, que minha esposa esteja bem. Eu os amo, eu amo os dois igualmente... — lo escucho decir.

Me acerco con cuidado y me siento a su lado.

Se da cuenta de mi presencia y levanta la cabeza para verme. Tiene los ojos rojos y la cara hinchada.

— Dicen que perdió mucha sangre. — susurra. La voz le sale como si le faltara el aire.

— Todo estará bien. — le digo, pasando mi mano por su espalda.

— Si ella me hubiera escuchado... ahora estaríamos en casa, mirando su serie favorita mientras yo le acaricio su enorme y hermosa barriga. — dice mi tío con la mirada perdida en el suelo — Pero es tan terca. El médico le dijo desde un principio que tenía que hacer reposo. —

— ¿Por qué? —

— Era embarazo de riesgo. Tuvo un intento de aborto en el segundo mes de embarazo y casi me muero. — responde.

Me quedo en silencio procesando esta nueva información.

Nunca nos lo dijeron. Y no creo que haya sido necesario llegar hasta este punto para que nos enteremos. Podrían habernos dicho y sé que todos hubiéramos ayudado.

Pero mi tío no se equivoca en cuanto a que Margareth es una mujer terca.

Varias veces la he escuchado decir la frase "no estoy invalida, estoy embarazada".

Nos quedamos en silencio, observando cómo la gente entra y sale de la sala. Algunos felices, otros angustiados, y otros con lágrimas en los ojos.

Alonso no pone atención en ninguno. Tiene la vista fija en la puerta por la que supongo fue ingresada Margareth.

— ¿Quieres que te traiga algo de la cafetería? — le pregunto cuando me pongo de pie. El nudo constante que tengo en la garganta me dio sed.

— No, gracias. — contesta sin mirarme.

Frunzo los labios para no decir nada y salgo de la sala de espera.

De camino a la cafetería tengo un escalofrío que me recorre toda la espalda, lo he tenido desde que Margareth salió de la casa. Supongo que son los nervios por la situación. Lo ignoro y sigo caminando.

Unos minutos más tarde estoy haciendo fila en la caja para pagar.

He comprado un agua mineral para mí y un café cargado para Alonso.

Pago y vuelvo a la sala. Donde me encuentro con toda mi familia, a excepción de Dean, Alice y los demás pequeños de la familia.

Me acerco a mi mamá para abrazarla.

Muerta en vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora