08 de diciembre de 2017.
"Ya te extraño"
Ese es el mensaje de Frank un viernes a las cinco de la tarde.
Como estamos próximos a la Navidad, siempre nos separamos para ver nuestras familias. La suya está en Irlanda, y la mía... bueno...
— Ya deja ese teléfono y ayúdame con las luces. — me ordena mamá con un manojo de luces en las manos.
Bufo y dejo el teléfono a un costado tras haberle respondido rápidamente a Frank con un "yo también" y un corazón.
Me acerco al sofá donde está mamá sentada y tomo uno de los extremos de las luces y comenzamos con el arduo trabajo que es el desenredar las luces navideñas.
Hoy es el día de armar el árbol. En familia, por supuesto. Pero se ve que Dean no forma parte de esta familia porque no está. Según mamá, se fue con Mary a pasar el día porque ésta estaba sola.
Pobre chica, debe ser duro ser la hija de un senador en estas fechas.
Papá tararea una canción navideña que está puesta en el equipo de música mientras termina de poner las bolas plateadas.
Como la calefacción está al tope porque mamá sufre mucho del frio, estamos de mangas cortas, pero no por eso no tenemos que usar los pantalones de Santa (tradiciones de mamá).
— Listo. — sentencia una vez que completo la misión imposible — Ahora ayúdame con la otra.
Estoy por protestar cuando la puerta se abre de golpe, haciendo volar las tarjetas navideñas que mamá tenía dispuestas en la mesa de café de la sala.
Volteamos a ver al causante de todo este caos y es Dean, zapateando en la entrada tras cerrar la puerta.
— ¡Que frío! — chilla quitándose el gorro y la bufanda — No saben lo bien que me hace esto para cuando estoy con mi novia.
— ¡Dean Kevin Williams! — se escandaliza mamá — Te crie para que respetaras.
Dean asiente y se acerca a dejar un beso en la sien de nuestra madre.
— Hola cosa uno. — dice cuando deposita un beso helado en la mejilla — Hola papá. — lo saluda a la distancia ya que papá está poniendo las bolas blancas en la parte superior del árbol. Y precisa de equilibrio y concentración para quedarse sobre una silla.
— Creí que te quedarías con Mary. — le comenta mamá.
— Su padre volvió antes de lo previsto y quise dejarlos solos para que gocen del día.
Mamá le sonríe llena de orgullo a lo que Dean le responde con un guiño coqueto.
****
Para las ocho de la noche hemos terminado de adornar cada rincón de la casa.
La verdad es que la decoración de este año es preciosa, nuestros padres se lucieron con las compras.
Nos sacamos la tradicional foto familiar frente al árbol con nuestros gorros de Santa.
— Una más para el álbum. — canturrea mamá tomando la cámara del trípode — No puedo esperar cuando sean con nuestros nietos.
La declaración de mamá borra todo rastro de alegría navideña que había logrado recolectar en este día.
Si tú supieras Georgia...
— ¿Por qué lloras?
La pregunta de Dean me toma por sorpresa. Pestañeo para darme cuenta de que los tres me están mirando.
Me llevo las manos a mis mejillas y si, efectivamente, no me di cuenta de que estaba lagrimeando.
— Es que... — sollozo — Es solo que... me emocionaron las palabras de mamá.
— Oh, cariño... — murmura mamá, y con lágrimas en los ojos y cámara en mano, se acerca a darme un abrazo.
Cierro los ojos y la envuelvo por la cintura, con la mejilla apoyada en su pecho. Aun cuando es más bajita que yo. Este es mi lugar favorito, entre los brazos de mi madre, escuchando el latir de su corazón.
Más lágrimas caen cuando papá y Dean se suman al abrazo.
No quiero irme de aquí nunca.
— Los amo. — murmura papá por encima de nuestras cabezas — Los amamos hijos.
— Nosotros también los amamos. — responde mi hermano en nombre de los dos, ya que me he quedado sin palabras ante la intensidad del momento.
Continuamos abrazados unos minutos más hasta que suena el teléfono de la casa. De mala gana, mamá se disculpa para ir a contestar.
— Iré a ducharme. — digo secándome las lágrimas con el dorso de la mano. Papá y Dean asiente y se dispersan y yo subo a lo que era mi habitación, que aún sigue intacta.
Al entrar, cierro la puerta.
Cierro los ojos y suelto un suspiro al mismo tiempo que me dejo caer sobre la puerta.
— Se aman.
Me sobresalto al escuchar esas palabras.
Me llevo ambas manos al pecho y tomo largas bocanadas de aire para estabilizar mi errático corazón.
— ¿Qué demonios haces en mi habitación? — le pregunto al hombre sentado en los pies de mi cama.
— Hola, Damian, ¿Cómo estás? Yo tambien me alegro de verte. — se burla.
De repente, me agarra un ataque de risa al pensar que esto podría formar parte del especial navideño de The Nightmare Before Christmas.
— Eso no es culpa mía. — dice Damian con el ceño fruncido.
— Por supuesto que no lo es, idiota. — digo crazando mis brazos a la altura del pecho — ¿Qué quieres? Además de matarme.
Supira y se pone de pie.
Viene vestido de traje y camisa negra, dejando a la vista algunos de los tatuajes en sus manos.
— Sería cruel matarte ahora.
— ¿Y eso me corresponde decidirlo? — pregunto con sarcasmo — Hazme resvalar en la ducha, utiliza la escena de abajo para suicidarme, haz lo que quieras, ya no me importa...
— ¿Ni siquiera tu boda? ¿No te gustaría ver a Frank al menos?
Hijo de puta.
Ya tiene mi atención.
— ¿Qué quieres? — pregunto una vez más.
Él se acerca hasta estar a un paso de mí, pero no me toca.
De repente tengo frio.
— Vengo a advertirte, después de todo... somos buenos amigos ¿no? — dice con sarcasmo.
Pongo los ojos en blanco y le pregunto por la advertencia.
>> Te casarás. — responde. Haciendo que una luz de esperanza se encienda en mi pecho, ¿Me está dejando vivir? Al menos los preparativos hasta ahora no habrán sido en vano. — Tu última palabra será "acepto". Y lo último que escucharás será "puede besar a la novia".
Todo mi mundo se desploma.
Niego.
No, esto es demasiado...
— ¿Por qué eres tan cruel? — murmuro en un sollozo.
— Te estoy dando más tiempo, créeme. — me explica — Al menos estarás casada con Frank Evans.
— ¿Y tú brillante idea es que sea el día de mi boda, en el que se supone que es el día más feliz de nuestras vidas?
— Lo superará. — dice ignorando la rabia en mi voz y las lágrimas en mis mejillas — No siempre es el día más feliz de tu vida.
Me río con desdén.
— Claro... me olvidaba. — me burlo — ¿Qué puedes saber tú de felicidad?
Eso lo detiene en seco y su mirada me hace sentir culpable. Pero no me importa.
— En algún momento supe serlo. — murmura.
Pestañeo por la sorpresa de sus palabras, voy a responder, pero en esa fracción de segundo en la que pestañe, Damian desaparece.
Más lágrimas salen de mis ojos, sin explicación alguna y a culpa me exprime el pecho. Sollozo y susurro mi respuesta a su ofrecimiento:
— Acepto.N/A: ¿Pero qué es esto? ¿Más capítulos?
Me parece que los estoy mimando demasiado hum...
Espero que hayan pasado un lindo jueves. Qué mejor manera de terminar el día con una actualización ¡WIJA!
Instagram: @MsTake404
Un beso del tamaño de Rusia y nos leemos en los comentarios, buenas noches y que tengas sueños preciosos
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Muerta en vida
Ficção CientíficaVictoria Elizabeth Williams tiene una vida comoda y de la que no se queja. Familia amorosa, un prometido al que ama y él a ella, amigos y un trabajo fijo son algunas de las cosas que conforman esa vida feliz. Damian Black viene a buscar a Victoria...