Capítulo 15

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Los rayos de sol irrumpen por la ventana directo a mis ojos, pican, logrando que los abra.

Observo a mi alrededor con una horrible sensación de Deja Vú. Estoy en una habitación de hospital.

— ¡Margareth! — me sobresalto al darme cuenta del por qué estoy aquí.

— Victoria. —

Vuelvo a sobresaltarme al escuchar mi nombre. Volteo y se trata de mamá, quien se pone de pie y rápidamente se ubica a mi lado.

La miro.

Tiene el rostro demacrado, parece que no ha dormido nada y su ropa esta toda arrugada. Luce como una persona mayor a los setenta años y ni siquiera los tiene.

— Mamá... —

— Traquila, yo llamaré a la enfermera. — me interrumpe antes de ponerse de pie y salir de la habitación.

Suspiro y vuelvo a recostarme.

Inmediatamente la imagen de Damian se cuela en mis pensamientos sin ser llamada.

¿Qué hacía aquí? No puede ser que siempre lo encuentre. En mi oficina, en mi hora del almuerzo, en el hospital...

La puerta se abre e ignoro mis pensamientos para ponerle atención a Georgia, a la enfermera y al doctor.

— Me alegra que despertara señorita Williams. Soy el doctor Kent, le fui asignado cuando anoche tuvo una repentina bajada de azucar, o de presión, como quiera llamarlo.

>> Si usted ya se encuentra despierta quiere decir que podra irse a casa en cuanto usted quiera pero le recetaré algunas vitaminas junto a algunos alimentos para que incluya en su dieta. — dice el hombre con una sonrisa. Me cae bien.

Mamá me informa que papá llamo a Gill para que le avise a Leslie que estoy delicada. Ésta me dio via libre.

A veces me da escalofrios tener una jefa tan generosa.

El doctor Kent saca un anotador y una pluma y anota algo. Luego arranca la hoja y se la da a mamá.

La enfermera se acerca chequear algo a mi lado. La ignoro.

Tras unos minutos, sale junto a Kent.

— Iré a contarles que ya despertaste. — dice mamá. Esta de pie junto a la puerta.

— ¿Aún no se han ido? — pregunto incredula.

— Margareth aún sigue en observación. Si todo va bien, mañana por mañana le darán el alta.

>> Solo nos quedas tu y procurar que Alonso no se deprima... Más de lo que está, pero alguien tiene que ser el fuerte. Y Margareth no lo va ser, al menos por un tiempo. — responde mi madre, se acerca a darme un beso en la frente y luego se va. Cerrando la puerta tras de sí.

Suspiro y me dejo caer en la almohada.

La familia la esta pasando duro.

Y la que más me preocupa es abuelice.

Un ruido en la ventana me hace ver a través de ella. Ha comenzado a llover.

— Victoria... —

La sola mención de mi nombre me hace reconocer su voz.

Es extraño pero me la he memorizado.

Aparto la vista de la ventana para posarla sobre el que esta de parado a los pies de mi cama.

Damian.

— ¿Qué haces aquí? ¿No has tenido suficiente? — le pregunto cruzandome de brazos.

Muerta en vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora