Veintiseisava Noche [ 2/2 ] ( Capítulo 22 )

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No podía creerlo.. Gakuto besando a esa muchacha de cabellos verdes?!

Mis piernas comenzaron a temblar, Apreté mis puños y dientes, No le puede estar haciendo esto a Aria!

— El pelimorado se separa del beso — Aunque me tenga que casar con la princesa.. Tú siempre serás mi princesa Gumi — Toma a la joven de las manos — Te veré todos los días.. Créeme que me voy a casar por una muy buena razón..

— Eso espero, Con estar a tu lado y amarte me basta Gakupo — La peliverde le acaricia la mejilla al pelimorado mientras sonreía ampliamente — No te preocupes.

— Te amo demasiado Gumi..

No..
No
NO

Aria lo ama mucho! Cómo le puede hacer esto a Aria?! Lo peor de todo es que le mienta cuando el no parece tener sentimientos hacia ella.. Tengo que llamarle la atención a este canalla!

Me afirmaba en el muro conteniendo mis ganas de golpearlo muy fuerte.

No puede..

Vi como ellos se despedían con otro dulce beso, Gomi entró a su almacén y Gakuto se marchaba.

Vi como se alejaba de la tienda, Cuando me lo encuentre en el palacio le voy a llamar la atención incluso si puede traer consecuencias negativas no me importa, No puede jugar con los sentimientos de Aria para satisfacer su codicia.

Estaba por marcharme de vuelta al palacio, Hasta que siento que alguien me toma del hombro, Casi enterrando sus uñas en este. Me volteé a ver de quién se trataba.

— Qué crees que haces? — Preguntó el pelimorado mirándome sombríamente.

Esa mirada no traía buenas noticias, Pero aún así me atreví a escupirle la verdad en su cara.

— No le puedes hacer esto a Aria! Se lo voy a decir — Lo señalé intrépidamente con mi dedo índice — Le diré la clase de hombre que eres!

Gakuto se limitó a sonreír de oreja a oreja con sus ojos achinados.

— No lo harás~

— Qué me lo puede impedir?! — Desafié al pelimorado mirandolo con el ceño fruncido y determinación.

— Si quieres la seguridad de tu princesa.. Yo en tu lugar guardaría silencio, Los perros que ladran demasiado le traen problemas a sus dueños~

Mis ojos se abrieron bien grandes, Me asustaba lo que le podía hacer a Aria, Al ver la verdadera naturaleza de este hombre lo creía capaz de todo.

— Tu y yo tendremos una conversación al amanecer, Cuando todos se vayan a dormir.. Te esperaré en la entrada principal, Si no estás allí para entonces — El pelimorado achina más sus ojos y su sonrisa se alarga, Su cara cobrando un aspecto terrorífico — Habrán problemas para Aria — El me palpa el hombro un par de veces — Sé buen perro.

Dicho esto Gakuto se alejó de mí y se marchó, Me amenazó..

Y no sólo eso, Me amenazó con hacerle algo a Aria, Su prometida. Ya nada tiene sentido.

Por el momento tendré que captar sus órdenes, Pero lo reprenderé igual, Nadie se mete con los sentimientos de Aria.

Luego de que se me pasara el impacto me fuí a buscar al caballo para marcharme del pueblo e ir al palacio.

Cuando llegué a estacionar al caballo y alcé mi vista al cielo, Con ese leve y débil tono claro podía decir que faltaban unas horas para que el sol saliera. Entré por la puerta principal al palacio para ver que Aria estaba recibiendo a Gakuto preocupada lo atendía, Lo abrazaba y este acariciaba su cabello con afecto.

Afecto falso.

Yo me mordí el labio inferior intentando contener mi ira, Antes lo ignoraba, Pero ahora que sé la verdad no lo puedo ignorar, No lo puedo dejar resbalar.

No me importa cuando yo soy lastimado, Pero cuando ella es lastimada..

Imperdonable.

Todos fuimos a cenar, Yo fuí con los sirvientes al igual que en la noche anterior, Ellos hablaban y reían entre ellos tirandose bromas y tallas, Pero yo sólo podía distinguir balbuceos, Estaba muy perdido en mis pensamientos.

Pensando en lo que pasaría con Aria.

Sentía una opresión en el pecho y unas ganas de gritar, De atacar a ese canalla con pelo de princesa.

Una vez que todos terminamos de cenar ya llegó la hora de dormir para todos.

Excepto para mí y Gakuto.

Yo estaba en mi habitación y me quité la chaqueta que llevaba.. Ya que pesaba bastante y era incómoda. De vez en cuando entreabría mi puerta para observar si el pasillo se despejaba, Una vez que vi que todos se habían ido a sus dormitorios y no emitía ningun ruido salí de mi habitación para bajar las escaleras.

Sentía esa opresión en el pecho, El estómago revuelto y rabia, Mucha rabia, Mientras más pronto hablara con ese Gaputo más pronto podré arreglar cuentas.

Llegué hasta la entrada principal como me indicó y allí se encontraba el parado esperándome con una amplia, Elegante y falsa sonrisa.

— Admiro tu puntualidad, Ahora sígueme — Ordenó el pelimorado mientras se daba la media vuelta y abría una de las enormes puertas.

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