Y de nuevo será la misma historia: tú me escribirás y me dirás que no puedes más, que no eres feliz conmigo y dirás todas esas palabras de las que dices que a las horas te arrepientes. Yo diré todo lo que pienso, sin peros, sin miramientos para que tú lo pienses por unas horas o quién sabe si por días, y mientras yo no sabré qué rumbo darle a mi vida. Después vendrás y yo sentiré que no sé nada, que estoy perdida, tu, pareces más decidido que nunca, tú me prometes el sol, la luna, me escuchas y solo en esta situación me dejas hablar, solo así, al borde del precipicio de la ansiedad es cuando me dejas expresarme. Me dirás que me quieres, más de lo que me imagino, me dirás que no puedes vivir sin mí, que te veías haciendo una locura en la puerta de mi casa. Yo te pido y me consientes, te suplico y prometes que obtendré lo que deseo, yo te creo porque no quiero creer que me mientes, pero vuelves al mismo error y me arrastras contigo, vuelves a la misma historia y yo, como tonta, te sigo.