Creí que podríamos perdonarnos todo, lo bueno, lo malo y lo peor. Creí que volveríamos a querernos como si no hubiese mañana, como si lo único que nos importase fuese ese amanecer que vivimos tumbados en la arena, como ese domingo con tus gorros de papá Noel, como el día en la playa o la noche en Granada.
Yo creí que nos queríamos por encima de todo.
Creí que el amor todo lo podía y a la hora de la verdad no puede con nada.
Y lo curioso es que me abrazaste y quise pedirte que te quedaras.