Tú, que odiabas a los gatos has acabado conmigo. Y yo, que siempre me han advertido que no confíe en quien no respeta a un felino, he agotado una de mis vidas.
Tú, que decidiste que no era el momento, ni el espacio, ni el mundo para estar a mi lado. Y ahí estaba yo, intentando demostrar que no importa el momento, ni el mundo, si se quiere de verdad.
Tú, que te has llenado la boca diciendo mil te quiero, y ninguno era real al cien por ciento. Que a la hora de la verdad, estaba a solas con mis circunstancias,
Que has hecho más caso de un olvídame cuando lloraba, que me has hecho arrastrarme hacia ti tantas veces que mi corazón mas allá de unas tiritas, necesita cirugía plástica.
Que tu excusa para hacer el mal era aquello de "tu has hecho cosas parecidas" y, ciertamente, eso no me suena a ser amor.
Ya deberías saber, que no solo los domingos pueden ser inviernos en Siberia, que tú y yo hemos pasado por viernes, sábados e incluso lunes nefastos. Y al parecer no te han importado.
Deberías saber que el miedo está ahí, que no quiero ni una noche de insomnio más contando estrellas.
Y que yo y el universo, no tenemos la culpa de tus males.