Me lo advirtieron de tantas maneras que a punto estuve de renunciar, pero te creí más sano.
Fui a lo descabellado, a por ti de nuevo, a pesar de saber que pesaban más los daños, que los años que pueda pasar bebiendo de tu manantial.
Y la verdad es que caí por ciega, por no querer ver que la experiencia y el tiempo son los mayores consejeros, por no aceptar que las oportunidades son buenas, si, siempre que se hagan con las personas correctas, por no creer que las galaxias también desaparecen.
Que caí por creerte a ti. Por creer en alguien por quien una vez ya me rompí.
Menos mal que esta vez solo me encontraba a medio camino de reconstruirme.