Y la verdad es que lo único que me ha faltado es tiempo para mí, para ser consciente en qué coma estoy, para ser consciente en qué punto quiero estar.
Él no sabía cuánto podría ser capaz de dar, de esperar, de ser paciente, pero todo el mundo sabe que la paciencia se agota, que de tanto esperar se enfría el té, que las ilusiones no son eternas si no se cuidan de verdad.
Yo no era consciente de la magnitud de sus pensamientos, de que esa parte de mi que tanto detestaba era la que más debía amar, era la que hacía que, a pesar de sus errores, lo amara hasta poderme desquiciar