Dicen que soy diciembre, porque me quedé en el momento en el que tus labios dejaron una estela de calor sobre los míos
Una vez me llamaron Junio, otras Julio e incluso fui agosto, quizás por el calor que desprendí antaño pero, desde que llegaste tú, mi verano prefirió ser invierno, mi cuerpo se pasó al frío y me volví Diciembre, porque no hay mejor marque a tempestad del recuerdo de como caíste en mi destino, y yo me dejo hundir por ti
Hoy, te miraba, como si fuera la ultima vez que te veía sobre esa cama, como si faltasen minutos para tenerte lejos, como Jack Sparrow mira a su adorada perla negra. Te miraba con fascinación- ¡Estabas tan jodidamente guapo mientras dormías!- con ganas de algo más que una simple caricia en tu piel
Las mañanas llegan y tus ojos se abren, no podría decidir si me gustas más dormido o con esos ojos tan sumamente brillantes atravesando mi alma y esa sonrisa mañanera que claramente me grita "buenos días amor"
Nunca imaginé que una sonrisa pudiese enloquecer tanto a una persona hasta que te vía sonreír y pensé que moriría de amor, nunca imaginé que una caricia pudiese llevarte a otro mundo y, ahí estaba yo, visitando el país de las maravillas en cada golpe de caricia que me dabas.
Cómo el calor de un abrazo provoca tantas ganas de descubrir continentes inexplorados y cómo puede dar tanta fuerza que cualquier miedo es capaz de hacerse pequeño si te tengo a mi lado, acariciando mi pelo
Y esque después de tantos siglos separados por el cielo y el mar, de tantas vidas malgastadas por buscarte, por fin te tengo aquí y si una idea tengo clara es que estoy justo en el lugar en el que debo estar. Y hoy, me quedo aquí, en mi continuo Diciembre, y- has de saber- que pretendo declararle la guerra al gran dios del tiempo que a veces me recluye en un bucle interminable de días fríos sin abrigo, de días fríos sin ti.