¡Quiero que me devuelvas ese pedacito de mí que te llevas cada día al despedirnos! Porque no me explico como soy tan feliz cuando camino contigo y todo se vuelve tan negro cuando tú te vas, parece como si habitase en una ciudad sumida en un continuo apagón hasta que vuelves y prendes todo de luz.
¡Imagina lo que consigues con solo un beso!
¡Te exijo que me devuelvas todo aquello que me has robado! Porque no te ha bastado con secuestrar mi alma sino que te has llevado más que eso, porque a día de hoy no sé como sobrevivir sin ti, y mientras tú, tienes todo mi coraje en tus manos.
Y aun teniendo todas esas armas de destrucción masiva en tu poder y con este Síndrome de Estocolmo corriendo por mis venas hasta llegar al corazón, he de decirte que no he dejado de quererte ni un poquito, a pesar de mis exigencias.
