005 Mariana enojada

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Domingo 24 de septiembre del 2017

Jazmín estaba en la cama, había despertado de un sobresalto. Tenía varias semanas que soñaba con una chica de nombre Mariana a la que jamás había visto. La chica en ocasiones estaba contenta, en otras preocupada y esta vez estaba enojada y lanzándole improperios. No comprendía por que lo hacía, pues se trtaba de una imagen mental y eso significaba que su inconsciente se la estaba refrescando.

Mas tarde, después de reflexionar tuvo el presentimiento de que Mariana estaba celosa. "¿Celosa de qué?", pensó. Ni siquiera es una persona encarnada. Pero así era, Mariana estaba enojada y  Jazmín no sabía como contentarla.

Pensó en decirle a su hermano que intentara conectarse espiritualmente con ella para transferir la conciencia de Mariana a su mente. Quizá él podría ayudarla mejor. Pero, conociendo como era Elio, dudaba que siquiera que la escuchase, pues tenía la idea de que Jazmín estaba loca y cualquier ejercicio de este tipo lo consideraba como resultado de la esquizofrenia.

Se levantó a media noche para regar las margaritas, mientras se repetía una y otra vez que debía amar a Mariana, aunque a veces se portara así, pues se trataba de una parte interior de su propio ser.

Mariana era en ocasiones terrible, pero eso no le impedía darse cuenta de lo linda e inteligente que era. Además, su figurita de sirena le parecía de lo más simpática. Al despertar, pasaba casi una hora platicando con ella, dentro de sus pensamientos, Mariana hablaba de música y de películas y también conocía de política y filosofía. Mariana era la mejor compañera de pláticas y ni siquiera ocupaba espacio en la habitación, mucho menos debía compartir la comida con ella, pues era tan ligera como un pensamiento, aunque Jazmín estaba segura de la existencia de su amiga, no había forma de  comprobarlo. Mariana era eterea.

Elio dormía en la otra habitación sin prestar atención a Jazmín, aunque le había comentado todo acerca de los pájaros y las mariposas, así como de Mariana, Elio solo había asentido y se había quedado viendo un video de Paquita mientras se comía un pedazo de pizza.

Ahora que Mariana aparecía tan seguido en sus pensamientos, Jazmín solo podía pensar en dos motivos. Que Mariana no era un sueño y que lo falso era Elio o que  estaba perdiendo la razón y Mariana no era más que una alucinación. Ambos le parecieron totalmente fuera de lo que deseaba para su vida y trató de no pensar mucho en ello para no desequilibrarse más.

Después de pasar unos minutos con sus flores, Jazmín regresó a la estancia, abrió el refrigerador y se sirvió un poco de leche que colocó en el fuego por unos minutos.

A sus pies, el pequeño gato blanco de su hermano al cual había dado el nombre de Billy se recostó contra sus tobillos y no tuvo más remedio que buscar un plato y darle un poco de leche también.

Afuera se escuchaban los grillos y una farola iluminaba el jardín, los insectos volaban en rededor de la luz y hacían imposible quedarse mucho tiempo junto a la luz sin que resultara molesto su aleteo.

Una vez que se terminó su vaso de leche y realizó algunas actividades de higiene personal, se dirigió de nuevo a su cama. Antes había abierto una ventana sin que le importara mucho que la habitación se llenara de mosquitos y otros insectos.

Sus ojos no querían cerrarse y comenzó a sentirse molesta, no podía dormir a pesar de haber bebido su vaso de leche caliente.

Rodó por la cama por una hora, en ese tiempo apareció Mariana, le preguntó por su hermano y ella respondió que cada día era más irresponsable, no sabía que hacer con él.

—Deberías, buscarte un novio e irte a vivir con él, a tu hermano le haría mucho bien estar solo. Así tomaría cuidado de sí mismo.

—No me interesa tener novio.

—Pero algún día tendrás que salirte de la casa, además, Elio se está volviendo un inútil porque te tiene a ti.

—Elio siempre será un inútil, no es por mi culpa.

—Eso dices porque crees que Elio no puede aprender si tú no estás presente, debes dejar de ser su madre ausente y ayudarlo a evolucionar.

—Dejemos a Elio en paz, ayúdame a dormir, no puedo, a pesar de que estoy exhausta.

—No pienses en nada, deja que desaparezca por un tiempo, no me respondas, vacía tu mente, solo así podrás estar tranquila y yo desapareceré, entonces podrás dormir.

Jazmín cayó en un sueño profundo y reparador, la noche pasó sin sobresaltos y sin sueños. Cuando estaba a punto de amanecer, muy cerca de las seis de la mañana, se levantó de la cama de nuevo, esta vez para disponerse a hacer las actividades diarias y casi se desmayó al escuchar la voz de una mujer muy cerca de donde se encontraba.

—¿Dónde habías estado todo este tiempo? —le preguntó la voz.

—Jazmín corrió y se metió detrás de la puerta del armario.

—¿Por qué te escondes? No existe lugar sobre la Tierra en el que puedas ocultarte de mí.

—¿Quién eres?

—Eso no importa.

—¿Qué es lo que quieres?

—Nada, solo pasé a saludarte —dijo la mujer emergiendo de la oscuridad. Se trataba de una mulata de casi un metro ochenta centímetros de estatura, llevaba un vestido rojo y el cabello estilo afro. Desde su posición a Jazmín la mujer le pareció descomunal. Titubeó unos segundos antes de hacer los primeros movimientos, luego camino unos pasos con miedo hasta ella y cuando la tocó la mujer desapareció y ella se encontraba de nuevo en su cama.

Se había tratado de un sueño. Este era el escenario de Jazmín desde hacia varias semanas. Su cabeza le jugaba bromas en todo momento y ya estaba comenzando a hartarse de la situación. Pero lo que más le molestaba era que su hermano Elio no le prestara la menor atención, y si se ponía realmente mal, no tendría a nadie que cuidase de ella. Elio simplemente era un irresponsable.

El jardín de JazmínWhere stories live. Discover now