29 de octubre de 2007
Jazmin todavía no se recupera del momento del encuentro con la mujer, sabía que tenía que hacerla retroceder en su intento de invocar fuerzas oscuras.
Había despertado con resaca, no había podido dormir bien el día anterior, y esto se notaba en sus ojeras.
—¿Qué pasa contigo, Jazmín? —preguntó su hermano.
—Estoy apunto de caerme de sueño. No he podido dormir bien los últimos tres días. Ni siquiera cuando fuimos a regalar los dulces, aunque anduvimos todo el día en la calle, y me sentía exhausta al regresar, todavía me pasé despierta más de cinco horas en la cama.
—Tienes mucha ansiedad.
—No es ansiedad, es miedo a lo que puedo encontrarme dentro de mis sueños. No quiero tener que volver a ver a la mujer de rojo y menos a la hechicera.
—¿Por qué no puedes dormir? Crees que no me dado cuenta. Luego pegas unos gritos en la noche que me despiérto y no puedo recuperar mi sueño tampoco.
—Ni siquiera me di cuenta de que he gritado. Lo que sí puedo decirte es que últimamente he tenido muchos sueños reveladores, no sé qué pensar, porque entro de ellos existe un mundo, el cual está conectado con cada uno de mis sueños.
—Ya vas a comenzar con tu esquizofrenia, Jazmín.
—Siempre dices que son producto de esquizofrenia no puedes pensar que sea posible que tenga algún tipo de poder extrasensorial.
—Esas son patrañas, no existen, son inventos de charlatanes que solo quieren abusar de los demás.
—La prueba de que existen soy yo.
—Jazmín, aquí no hay más prueba que la de tu esquizofrenia. Lo que pasa es que tú no te das cuenta, porque son intermitentes.
—¿Me estás diciendo que me da la locura por momentos nada más y no soy consciente.
—Por favor, Jazmín, no me hagas perder la paciencia. Tiene mucho tiempo que te dije que fueras a ver a un psiquiatra, para que te dé unos medicamentos a ver si esas alucinaciones desaparecen.
—No te estoy hablando de alucinaciones, sino de unos sueños que están interconnectados como si se tratara de una historia con hilo.
—¿De qué se tratan esos sueños?
—En ellos he visto a una mujer de color, siempre me pide que vaya a buscar a una hechicera que ha hecho un conjuro, para tenerme sometida.
—Si es para eso, ya estaba funcionando muy bien, porque parece que estás sometida por alguna idea extraña que no te permite ver la realidad.
—La mujer de color me dijo que lo que motivó a la hechicera es que se enamoró de mí.
Helio estalló en risas.
—Ese si estuvo bueno, enamorada de ti. Dime, ¿quién podría estar enamorado de ti? Estás más loca que una cabra.
—Tú me ves así porque eres mi hermano, pero las demás personas no tienen la misma percepción.
—La que está percibiendo incongruencias eres tú. Es probable que esa mujer de color de la que estás hablando no sea más que un invento de tu mente.
—Estoy de acuerdo que puede ser un invento, pero, cuando menos deberías escuchar lo que te estoy diciendo. Por si llega a pasarme algo, sepas porqué.
—Estás exagerando, no te va pasar nada, son sólo alucinaciones, no le des más importancia de la que tiene.
Jazmín se quedó sentada en la mesa, mirando su plato con los ojos perdidos. Pensaba que en efecto, estaba perdiendo la razón y no había nadie a quien pedirle ayuda. Todo el tiempo su hermano le restaba importancia a lo que ella trataba de decirle. Le hubiese gustado tener un amigo con quien compartir sus locuras. Sin embargo la mayoría de las personas no se acercaban a ella porque se había corrido la voz de que tenía problemas mentales. Solo Bobby y su padre la visitaban en su cumpleaños.
Su hermano se pasaba las horas sin ir a trabajar, sentado en el sofá, mirando la televisión. Estaba hasta la coronilla de dicha situación, la televisión era algo que ella no disfrutaba. Prefería pasar horas con sus flores y sus huertos, soñando y hablando con los animalitos; pensando en que su vida era perfecta.
Aunque, siempre creyó que sería aún mejor si en lugar de un jardín podía mudarse a un bosque. Sin embargo no podía hacerlo porque Helio se quedaría solo y no habría quién le diera de comer o fuera por el mandado. El pobre Helio era como un niño mimado que a sus veinticinco años no sabía valerse por sí mismo.
Le hubiese gustado tanto tener a alguien que le ayudara con él quéhacer, así ella tendría tiempo para ir detrás de la hechicera y acabar con el maleficio. Pero no todo podía ser perfecto. Siempre había algo que hacía que las cosas no marcharan como a ella le hubiese gustado.
Isabella apareció en la sala. Jazmín saltó de su asiento y gritó:
—¡Helio, es una de ellas, ven a verla!
—¿Qué te pasa, te has vuelto loca?
—Sé muy bien de lo que estoy hablando está frente a mí y en este momento me está diciendo algo.
—Jazmín, ahí no hay nadie.
—No pierdas el tiempo explicándole tu hermano, él no puede verme.
—Por qué no puedo verte?
—Porque tu hermano no tiene tu sensibilidad.
—Está situación me hace ver como una loca.
—En cierto sentido tu hermano tiene razón. Aquí, frente a ti no hay nadie, en realidad estoy en Polonia. Lo que tú sientes son mis vibraciones, por eso puedes verme. No me estás viendo con los ojos.
—¿Qué es lo que quieres?
—Que te apresures con tu encomienda.
—No comprendo.
—Claro que sí, sólo necesitas recordarlo.
La figura de Isabella desapareció y al mismo tiempo que la puerta sonó. Helio se levantó para ver quién estaba detrás y dijo:
—Es lady Kathryn.
—¿Qué es lo que quiere?
—He venido a continuar las clases de español contigo, ¿recuerdas?
—¿Las clases de español?
—La encomienda, muchacha.
—Entiendo. ¿Quiere pasar y tomar una silla?
—El día de hoy no tengo tiempo de permanecer aquí. Solo quiero darte una pista para encontrar la mujer que buscas.
—¿La hechicera?
—Así es.
Lady Katrin se fijó que el hermano de Jazmín no estuviese oyendo y continuó:
—La hechicera usa muchas máscaras y nombres. Se esconde detrás de ventiladores y repisas, bajo torres, castillos y banderas, a veces toma forma de hombre y otras de mujer. Puede viajar en el tiempo y esconderse en las notas de una canción, también vive en los teatros y en los campos silenciosos. Escucha al viento y al sol y la luna y bebe el agua del rió con devoción y quema incienso en las noches:—Podría ser un poco más específica.
—¿Y tú me podrías decir de qué estás hablando?
—¿De lo que me acaba decir?
—No he abierto la boca desde que entré.
—¿Y lo que me dijo hace unos segundos?
—No he dicho una palabra m, con razón dicen que estás loca.
—Entonces dígame, ¿cuándo va a venir a tomar sus clases de español?
—¿Y yo para qué quiero clases de español?
—Esto me volverá loca.
—Loca ya estás, solo venía a pedirte que me prestaras una escalera, el día del incendio se quemó la nuestra.
—No se preocupe, Lady Katrin, ahora se la pido a Helio.
Jazmín mandó a traer la escalera y se la entregó a Lady Katrin viendo qué está se retiraba de inmediato sin dar las gracias.
Entonces era cierto que Isabella entraba en el cuerpo de Lady Katrin para venir desde Polonia a visitarla. Pero por qué tan lejos, no pudo encontrar a alguien en su país para dicho propósito. Siempre se quedaría con la duda.
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El jardín de Jazmín
RandomLa historia de Jazmín, su jardín y los animalitos que le rodean.