001 Jardín

113 0 0
                                    


18 de septiembre del 2017

Elio estaba parado en el quicio de su casa con una regadera para las plantas en una mano. Desde ahí observaba los movimientos de Jazmín.

Jazmín era una joven jardinera que regaba y cuidaba todos los días el hermoso jardín en la casa que compartía con su hermano Elio.

Esa mañana había un poco más de calor de lo habitual y Elio tuvo la tentación de usar el artefacto para darse una ducha en medio del jardín.

Jazmín, al observar la acción de su hermano fue hasta donde se encontraba y le arrebató la regadera.

—Eso es lo que haces cuando te pido que me ayudes? —dijo disgustada y los colores se le habían subido al rostro. Le daba mucho enojo que su hermano se la pasara jugando mientras ella trabaja tan duro para mantener aquel jardín del cual los dos disfrutaban.

—No quiero volver a verte jugando por aquí, si vas a andar en el jardín es mejor que me ayudes o te retires.

Elio tomo sus cosas y se dirigió con lentitud al sofá frente a la televisión y dejó a Jazmín que siguiera en ensimismada en sus elucubraciones mientras cantaba canciones viejas y platicaba con las rosas.

Un pajarito se posó sobre la rama de un rosal y jazmín se acercó sigilosamente. La pequeña ave no se fue.

—Que hermoso eres. Si pudierais entender lo que te estoy diciendo. Si tan solo me pudieras responder.

—En ese instante Jamín escuchó una voz dentro de su cabeza. El ave le había hablado, pero había sido algo muy extraño. Pues se trataba de la voz de una mujer y no solo había sido la voz, sino que había visto a la mujer de espaldas con una larga cabellera rubia vestida con una blusa de color azul y unos pantalones cortos de color negro. A un lado había un joven delgado y apuesto al que Jamin jamás había visto, pero la chica, aunque estaba de espaldas, pudo reconocerla. Se trataba de la chica de la televisión.

Jazmín corrió hasta donde se encontraba su hermano y de inmediato le preguntó por la mujer de la televisión. Pero esta no le respondió.

—Corre, ven que me acaba de hablar el pajarito que estaba allá afuera.

—Pero tú te has vuelto loca o qué te pasa.

—Ni loca, ni nada, solo quiero que me digas quien es la mujer de pelo rubio que sale en la televisión.

—Como si fuera una nomás.

—La que luego se pone a hacer concursos y esas cosas.

—Ya, pero yo que sé como se llama, mejor prende la televisión y mira cuando aparezca.

—Gracias, Elio, creí que servirías para algo, pero creo que no.

—De nada.

Regresé al lugar del encuentro y el pajarito seguía ahí.

—¿Pero qué es lo que estás haciendo, por qué le fuiste a preguntar a tu hermano, tú si que estás frita.

—¿Qué es lo que quieres?

—No se trata de lo que yo quiero, sino de lo que tú eres.

—No te entiendo.

—Comprenderás.

—Esto me está volviendo loca, deja de meterte en mi cerebro.

—Nadie se ha metido en tu cerebro.

El pajarito salió volando y Jazmín se quedó pensando en lo que había sucedido.

Había escuchado que este tipo de experiencias las tenían los esquizofrénicos y los consumidores de alucinógenos y ella no era ni una ni otra cosa.

Continuó con sus labores mientras observaba otros animalitos, tenia miedo, porque pensaba que volvería a pasar. Que, de un momento a otro, como si se encontrase dentro de una película de Disney, todos los animales comenzaran a hablar.

El jardín de JazmínWhere stories live. Discover now