La chica del anuncio

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La madre de Nicky estaba en Alabama, había venido a ver a su hija que se encontraba internada en el hospital. Para ello había tenido que viajar algunas horas manejando su propio vehículo durante muchas horas y se encontraba algo cansada.
La chica se había subido a un árbol de la manera más imprudente durante los días lluviosos de esa semana y se había resbalado desde una rama, cayendo desde una altura más o menos elevada y se le había quebrado un brazo.
En ese momento el peligro había pasado y Nicky se encontraba en recuperación en uno de los hospitales de la ciudad.
La madre había venido solo a ver a su hija, y antes de llegar al hospital tomó la decisión de pasar a comprar unos globos a una tienda departamental. En ese lugar Luis tenía un segundo empleo como empleado de mostrador, y la madre de Nicky se dirigió a él.
—En que puedo servirle, señora —dijo el joven con actitud relajada.
—Estoy buscando un detalle para m hija que se encuentra en el hospital, la pobre se ha caído de un árbol y se ha roto un brazo.
—No sabe cuanto lo siento —respondió Luis con sinceridad.
—No quiero que sea nada pesado, ya que tiene mal su brazo y no puede cargar nada, así que he pensado en unos globos .
—Sería un bonito detalle, tenemos una buena colección de mensajes para personas hospitalizadas estampados en globos de helio.
—Eso es maravilloso, podrías traerme unos cinco, por favor.
—¿Qué desea que digan los globos? —preguntó Luis a la mujer.
—Quiero que tengan el letrero «Todo va estar bien».
—Ese no lo tenemos impreso, pero si gusta esperar cinco minutos, lo podemos hacer bajo demanda.
—¿Y no me saldrán demasiado caros?
—Tienen el mismo precio.
—Eso es perfecto.
La madre tomó los globos los pagó y salió de la tienda despidiéndose del empleado.
—Espero que pronto se recupere su hija.
La mujer agradeció los deseos del muchacho, y se detuvo por unos segundos, luego se dio media vuelta, lo miro y le dijo:
—Por cierto, me gustaría comentarle algo, usted sabe, cuando uno es mamá y está orgullosa de sus niños, le gusta hablar de ellos con los demás.
—Le escucho señora.
— ¿Has oído hablar de Nicki?
—No tengo la menor idea de quién me está hablando señora.
—Nicky es mi niña.
—Bonito nombre para una niña.
—Y más bonita es mi niña, que ganó en un concurso de belleza nacional.
—En serio, eso es fantástico.
—Así es, mi niña es bonita. Además, sabe cantar, es soprano y tiene un canal en YouTube en el cual comparte grabaciones hechas por ella misma.
—Mire que coincidencia, hace tiempo a mi también me interesaba todo ese mundo. Y tuve la oportunidad de ingresar en él.
—No me digas, ¿ y qué fue lo que pasó?
—Usted sabe que muchas veces no depende nada más de una sola persona, tenía mi banda y me fallaron.
—¿Y por qué no buscaste otra?
—A veces falta el dinero y otros la disponibilidad, usted sabe como es la vida.
—Tienes razón, pero no te hubieras alejado tanto de tus sueños.
—Hay veces que uno no quiera hacerlo, pero tienes que comer y para ello se debe trabajar.
—Eso es verdad.
—No podemos pasarnos la vida soñando.
—Perdí mi camino, ¿quién podría ayudarme?
—Hoy estás de suerte, porque yo soy músico. Y quiero ayudarte.
—A veces pienso que se están burlando de mí, cuando alguien me dice lo que usted acaba de decir. Supongo que es mi culpa, porque no debí hablarle de mi banda.
—No me digas eso, voy a tratar de comprender y no hacer caso lo que me acabas de decir. Te mostraré algunos trabajos míos y de mi hija.
—Eso sería fascinante.
La señora sacó un papel al dependiente, en la que notado una dirección de correo electrónico y un canal de vídeos.
—Aquí tienes, y este canal es para que puedas encontrar vídeos míos y de mi hija.
—Se lo agradezco, prometo verlos.
—Por favor, mantente en contacto conmigo.
—Claro que sí, no se preocupe, que tenga un buen día.
—Hasta luego, muchacho.
Luis se quedó pensando en la plática que acabo de tener con la mujer, después de tantas desilusiones, no sabía si creerle.
Durante varios días la idea recorrió su mente, hasta que poco poco se fue desvaneciendo. Decidió que olvidarse de aquello era lo mejor.
Sin embargo, el día que por fin se iba a deshacer de aquellas ideas, estaba mirando la televisión cuando de repente vio aparecer a la chica de la que le había hablado aquella mujer de los globos, en un anuncio de la televisión nacional. Este llamó poderosamente su atención por parecerse mucho a un tráiler de una película de dibujos animados en la cual había participado Mariana. Para su sorpresa, al final del anuncio apareció la hija de la señora de la tienda departamental.
Además, otra coincidencia era que Mariana había participado en la creación musical del  tráiler que había emulado el anuncio, por tanto no podría tratarse de una coincidencia, sino una señal.
Días después, Luis se encontró con Mariana y le contó lo sucedido. Aunque él no había entendido, Mariana sí comprendió aquellas señales del universo y realizó las actividades que debía hacer sin decirle nada a Luis.

El jardín de JazmínWhere stories live. Discover now