Jazmín fue a hacer las compras al supermercado, por el camino vio el jardín de una de sus vecinas. Estaba lleno de flores de todos colores, pero las que más le llamaron la a atención fueron las violetas. Quiso alargar el brazo a través de los barrotes del cerco para tomar una, pero no lo logró. Desanimada continuó su camino hasta llegar a una esquina, cruzó una calle y dobló en la siguiente esquina a la derecha, llevaba una canastilla del brazo para traer el mandado. Cuando estaba a punto de llegar a la entrada del supermercado sintió un cambio repentino en el ambiente. Al principio creyó que se trataba de un mareo, pero cuando observó bien en rededor, se dio cuenta de que todo era irreconocible.
Todavía en shock, tomó asiento en una banca a la orilla del camino, para esperar a que se la pasara la confusión, quizá el susto del día anterior la había predispuesto a la alucinación que estaba presenciando. Nunca había sufrido de ataques de ansiedad, pero se imaginó que podría tratarse de eso. Ahora comprendía por que las personas que padecían este trastorno se ponían tan mal.
Se preguntó infinidad de cosas, mientras esperaba que todo regresara a la normalidad. No deseaba moverse de la banca por miedo a caerse o ser arrollada por un vehículo. La cabeza le daba vueltas y no podía sostenerse sobre sus pies.
Mientras respiraba profundamente intentando calmarse vio pasar personas muy blancas y raras, escuchó sus voces como un parloteo, pero no entendió lo que decían. ¿En dónde estoy?, se dijo en su interior, creyendo que había perdido por completo la razón, o quizá la memoria.
Después de pensar por un momento buscando en su mente una respuesta lógica, decidió caminar hacia el supermercado, con la esperanza de que todo se pusiera mejor, para su sorpresa, ahí donde se supone que debía estar el supermercado, había, en efecto, un supermercado, pero no el que ella esperaba. Entró a través de la pequeña puerta y vio un grupo de chicas rubias trabajando en la sección de cremas y acondicionares.
Utilizaban un sistema de tubos de aire para hacer pedidos entre los pisos. Entre todas las jóvenes, había una que llamó la atención de Jazmín, se trataba de una muchacha muy delgada, de una larga cabellera negra y la piel tan pálida que parecía que no le hubiera dado el sol nunca en toda su vida.
Cuando la chica se sintió observaba bajó la mirada.
—¡Es hermosa! —dijo Jazmín sorprendida, pues nunca había visto una chica con las características de aquella trabajadora.
—Se llama Izabela Wojciechowska. Es hija única de la familia más acaudalada del vecindario.
—Si es tan acaudalada su familia, ¿por qué está trabajando en un almacén de cremas?
—La verdad es que la palabra acaudalada solo es un eufemismo. Su familia no tiene dinero, pero ella tiene delirios de grandeza y está un poco tocada. Se cree princesa, y desde que era muy pequeña se ha dedicado a vestir como princesa y a vivir en castillos inflables.
—Cuando eres niño, vivir en castillos inflables no significa que tengas delirios de grandeza.
No es solo eso, sino que se la pasa hablando de un jardín que visita cuando se va a dormir. En ese lugar ella es aprendiz de hechicera en la corte de una reina llamada Jazmín. Cuando regresa quiere dar lecciones a todos y se comporta como si fuera una especie de profetiza o algo parecido. También se dedica a cantar los fines de semana en los antros de la ciudad. No dejes que su carita angelical te engañe, esa chica es una ficha y además tiene una garganta de trueno.
—A que te refieres con garganta de trueno.
—Has escuchado a Alissa White—Gluz, pues algo así.
—No comprendo que tiene que ver una cosa con la otra.
—Disculpa, la mayoría de las personas que viven en este pueblo la conocen, y no solo aquí, ya que gracias a las redes sociales se ha vuelto conocida en todo el país.
—¿Por qué le tienes tan mala voluntad?
—No es mala voluntad, solo te comento que no te dejes engañar por su belleza. Es una tipa algo pesada.
—En realidad no vine a verle a ella, solo pasé por aquí porque quería comprar un par de rodajas de pan y un poco de café, pero se me hace de muy mal gusto que un hombre hable mal de una mujer.
—Ella no es una mujer.
—Entonces, ¿qué es?
—Es un fenómeno.
—Si lo dices por su belleza, estoy de acuerdo.
—Has venido al sitio equivocado, aquí solo venden cremas y bisutería.
—Ya me di cuenta, pero me ha pasado algo muy extraño. Vas a pensar que he perdido la razón si te lo digo.
—Me gustaría escucharte.
—Me encontraba en mi casa, salí a la calle y de repente todo cambia como si estuviera en otro país.
—Ay no, Dios mío, otra loca. No entiendo que quieres decir.
—Nada de lo que estoy viendo me resulta familiar, es como si viniera de otro universo.
—No me queda la menor duda que estás igual de tocada que Izabela.
—No estoy aquí para que me digas que estoy loca, si lo vuelves a hacer, no te cuento nada.
—Disculpa, es que tenemos muchos malentendidos con Izabela todo el tiempo. Ya estoy a la defensiva.
—Izabela es preciosa, no comprendo como puedes tenerle tan mala voluntad.
—No la conoces, pero ya no hablemos de ella, mejor dime cómo se llama tu pueblo en el universo del que has arribado.
—Vengo de una ciudad llamada, México.
—No tengo idea de donde sea ese lugar. Estás en Polonia, específicamente en Piotków Trybunalski.
—Es lo más descabellado que he escuchado en mi vida.
—Es la verdad.
—¿Cómo he llegado a este lugar?
—Es probable que lo de México solo haya sido un sueño.
—Pero estás loco, si he vivido los últimos treinta años en México.
—Si has nacido en México, porque me estás hablando en polaco.
—No lo sé.
—Háblame en el idioma de México.
—No puedo. No lo recuerdo.
—Ves que es solo una mentira, en realidad eres polaca, has tenido una crisis y es posible que perdieras la memoria.
—No es verdad, déjame en paz.
—¿Qué piensas hacer?
—Voy a quedarme aquí para siempre, supongo. Ni siquiera tengo una casa donde pasar la noche.
—No lo creo.
—Así es. Solo dispongo de vagos recuerdos de como regresar, no sé cómo llegué aquí.
—Es mejor que busquemos ayuda.
—Háblale a Izabela, y déjame en paz, no quiero tu ayuda, eres una mala persona, la prefiero a ella.
—Pero ella...
—No me interesa, quiero hablar con ella.
—Espera un momento.
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El jardín de Jazmín
РазноеLa historia de Jazmín, su jardín y los animalitos que le rodean.