Simple casualidad

362 25 11
                                    

Era una tarde tranquila y Sho decidió invitar a su mejor amigo para que lo acompañara a hacer unas compras, quién aceptó de inmediato.
Ya el último lugar era una librería algo escondida de la ciudad pero tenia muchos libros tanto antiguos como publicados recientemente. 

–Separemos para buscar el libro.-Sugirió Sho.– Yo iré por aquí.

Judai asintió y fue en búsqueda del libro. Habían tanto que lograron marearlo con facilidad, pero aún así continuó buscando sin darse cuenta que a unos centímetros había alguien, con quien terminó dando un pequeño choque.

–Perdón, no fue mi intención.-Se avergonzó y lentamente levantó la mirada encontrándose con un apuesto chico extranjero.

–No te preocupes. Ambos estábamos concentrados en los libros, ¿te gustan mucho?

–Ah, en realidad... Estoy ayudando a un amigo a buscar uno.

–Ya veo. ¿Cuál es el nombre del libro? También les ayudare.-Soltó una confiable sonrisa... La cuál para Judai era la sonrisa más bella que había visto.

Finalmente el libro fue encontrado por el apuesto desconocido, tanto como Sho y Judai le agradecieron por la ayuda. Sho con mirada pícara observó como su amigo no despegaba su vista del muchacho.

–¿Por qué no vas y le preguntas su número?

–¿Eh? ¿Por qué haría eso?

–Porque te gusta.

–Claro que no.-Balbuceó mientras su rostro completamente rojo lo delataba.

Sho solo se limitó a reír mientras abandonaban la tienda.

Ya había pasado una semana de eso y Judai aún recordaba esos ojos tan bellos y únicos, al igual que su dulce voz y cada facción de su bello rostro. A veces sentía que debió haber obedecido a su amigo y preguntarle su número pero pronto se olvidaba de eso ya que ni siquiera hubiera tenido la valentía suficiente para llamarlo, ya harto de pensar en su falta de valor y confianza para hablarle a tal desconocido, se alistó y fue a tomar algo de aire fresco.
Iba caminando por una zona donde habían muchas tiendas comerciales, observaba las vitrinas y luego volvía a caminar hasta que frente suyo se encontraba nuevamente su desconocido favorito saliendo de una tienda con algunas bolsas. Esta vez Judai se armo de valor para hablarle, no perdería esta segunda oportunidad que se le presentaba.

–Ho... Hola.-Se avergonzó por el tartamudeó que cometió debido a sus nervios.

–Hola, tú eres el chico de la semana anterior. ¿Tu amigo disfruto el libro?

–Sí... Bueno, en realidad era para su hermano mayor.-No podía mantener la vista fija en los ojos del contrario, aunque fueran hermosos le incomodaba hacerlo al igual ahora que sentía que no tenia más que hablar con él.

–Por cierto, me llamo Johan.-Acomodó sus bolsas y tendió su mano en señal de saludo.

–Yo... Yo soy Judai.-Con algo de vergüenza correspondió al saludo. El tacto era cálido y realmente no quería soltar su mano. 

–¿Tienes algo que hacer ahora? Me podrías acompañar a terminar mis compras.

Judai completamente sonrojado asintió. No podía creer que ya conocía su nombre y además fue invitado a acompañarlo una tarde y él ni siquiera tuvo que hablar demasiado.
La siguiente parada era una perfumería, el de cabellos castaño le sugirió una con la cual Johan quedó encantado.

–Perdón pero... ¿Estás preparándote para una cita?

–Algo así, hoy cenare con mis padres, por fin tuvieron tiempo para viajar y visitarme.

30 Días [De Spiritshipping]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora