Las puertas de esa elegante casa antigua que se había ganado el apodo de castillo, debido a su similitud con uno, daban la sensación de que se derrumbaría en cualquier momento debido a lo deteriorado que estaba.
Había un extraño rumor de que rondaba alguien dentro de él. Judai pensó que sería divertido ir pero Sho pensó que sería mala idea así que decidió esperarlo afuera, en las oxidadas rejas que lo rodeaban.Al estar frente de las enormes y mal cuidadas puertas, pensó que no podría entrar, así que decidió pasar por una de las rotas ventanas. Uno de los vidrios rompió parte de su suéter, lo examinó de inmediato pero notó que todo estaba muy claro a diferencia de lo que se veía por fuera.
Por dentro se veía todo completamente resplandeciente y limpio. Las paredes al igual que la enorme escalera principal eran de color dorado, la escalera también poseía una larga alfombra de color blanca. Judai caminó hacia ella mientras podía ver su reflejo en el pasamanos.
Mientras subía podía escuchar el fuerte y melodioso ruido de un piano. Llegó hasta una puerta de color blanca en donde se escuchaba el ruido del instrumento; la abrió sin más encontrándose con un hombre tocando, al notar su presencia casi de inmediato dejo de tocar.–¿Quién eres tú?
–Ah... Lo siento pero solo vine a—.
–Si el joven Andersen se entera... Se enterará, deje de tocar así que vendrá hasta aquí.
–¿Eso sería malo?
El hombre lo observó de forma inexpresiva y comenzó a tocar otra vez. Judai sintió algo de miedo, quizás el dueño del lugar era una persona tirana. Observó hacía todos lados en un lugar donde esconderse, cuando pensó en esconderse en la chimenea la puerta a sus espaldas se abrió.
–¿Por qué habías dejado de tocar?
Judai sintió un frío recorrer su espalda. Se giró despacio para poder verlo a la cara.
–¿Judai?
El recién nombrado lo observó con extrañeza mientras el otro corría a abrazarlo.
–No puedo creer que estás aquí.
–¿Quién eres?
–Ah... ¿No me recuerdas? Bueno, es normal creo, has conocido muchas personas.
Judai seguía observándolo con extrañeza mientras observaba una sonrisa alegre al frente de él.
Pasó horas realmente divertidas. Johan le mostró cada rincón del castillo, le presentó a los pocos sirvientes que habían, Judai pensó que eran en verdad pocas personas para mantener tan limpio el lugar. Johan lo invitó a cenar pero Judai tuvo que rechazar la oferta tras recordar que Sho lo estaba esperando.
Cuando salió notó que Sho ya no estaba. Recibió un mensaje de texto diciendo que se había marchado a casa. Judai sonrió y volvió al castillo otra vez.
Cada noche, Judai iba a visitar a Johan y le llevaba algún obsequio; a él y a los sirvientes los cuales habían tomado cierto cariño a Judai.
Una noche, Johan le obsequió a Judai un bello traje de color negro con camisa blanca de algodón. Esa misma noche bailaron por largas horas, observándose a los ojos, dedicándose tímidas sonrisas, y entrelazando sus manos en cada vals. Hubiera durado toda la noche si no fuera porque Judai comenzó a sentirse mareado por el aroma de Johan, cerró sus ojos hasta quedar profundamente dormido en sus brazos.
A los minutos despertó en una de las enormes y decoradas camas de huéspedes, usando su ropa informal de antes. Salió de la habitación encontrándose con una ama de llaves, le informó que ya debía volver a casa y que lo disculpara con Johan.
Al salir encontró un sin fin de llamadas perdidas de Sho. Decidió llamarlo e invitarlo al día siguiente al castillo.
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30 Días [De Spiritshipping]
Fanfiction30 días para contar una historia nueva de la peculiar pareja de adolescentes. Amor y desamor, felicidad y tristeza, todo vinculado al lazo que comparten Judai y Johan. [RETO]