Era un día normal. El cielo estaba despejado y una agradable brisa entraba por la ventana de la habitación del castaño quién observaba fijamente una encomienda que habia recibido esa mañana. Ya una vez de haber leído las instrucciones decidió poner aprueba el aparato sobre su cabeza. Los famosos «Nekomimi» estaban siendo muy populares entre los jovenes, al parecer sentían que sus sentimientos serian mejor demostrados si unas orejas de gato se movían dependiendo del estado de ánimo del propietario.
Primero, Judai fingió tristeza pero las orejas seguian en su posición, y así pasaron algunos minutos fingiendo emociones mientras las orejas seguian sin reaccionar. La puerta sonó y fue a abrir, mientras se dirigía a la puerta se retiro el accesorio y lo llevó en mano hasta llegar a recibir a la visita.
–¿¡Cuándo pensabas abrir!?-Dijo en broma el de cabello turquesa mientras entraba sin si quiera habérsele permitido.– Tengo la tarde libre así que... ¿Qué es eso?
Judai rápidamente escondió el supuesto reaccionador de emociones pero Johan sonrío travieso y en un movimiento veloz le arrebató el accesorio.
–Dejalo, no sirve.-Suspiró pero sin hacer caso el invitado utilizó las estáticas orejas.
–¿Cómo me veo?-Sonrío dulcemente mientras Judai sintió como un fuerte sonrojo se apoderó de su rostro.
La verdad es que desde hace un tiempo sentía una fuerte atracción por el dulce europeo y verlo ahora tiernamente con esas orejas fue un fuerte golpe para él.
Johan seguía esperando una respuesta pero luego sintió que nunca recibiría una, eso lo avergonzo, quizás Judai pensaba que se veía ridículo y sólo quería ir a algún lugar a burlarse de él.–¿Qué sucede Johan? Las orejas funcionaron.-Se sorprendió el castaño y rápidamente fue a su habitación a buscar el manual.– Veamos... Orejas abajo: tristeza, avergonzado, desilusión... ¿Qué... sucedió?
–Creo que tenías razón, Judai. Esto no funciona.
Antes de que se las retirara, el de cabello castaño lo detuvo y sonrío divertido, quizás podría sacar una que otra cosa sobre el chico que lo traía loco de amor desde hace algún tiempo.
–Vamos, si funciona. Dejalo ahí.
Andersen suspiró y obedeció. Luego Judai lo obligó a sentarse en el cómodo sofá de la sala, con algo de vergüenza sostuvo sus manos por un largo tiempo, el de ojos claro lo observó curioso, al no ver reacción se detuvo luego comenzó a acariciar su mejilla derecha con sus nudillos, ni siquiera tuvo que ver las orejas para darse cuenta que eso avergonzó a su amigo. El sonrojo del otro nubló la mente de Judai, no podía dejar de pensar en lo dulce que lo hacía lucir y ese complemento que tenía sobre su cabeza lo hacía lucir aún más adorable para su vista, sin pensar se abalanzó sobre él y comenzó a entregarle suaves besos en su cuello, Johan débilmente trataba de apartarlo pero mientras el castaño se acercaba a su oido pudo escuchar un ronco «Te amo» eso hizo que dejara de resistirse mientras el otro volvía a atacar su cuello, luego de unos segundos lo abrazó y susurró.
–Yo también.
Judai levantó la vista notando la reconfortante sonrisa del europeo.
–¿Es en serio?
Johan asintió. Se acomodó haciendo que Judai se sentara, retiró las orejas que adornaban su cabeza y luego tomó las mejillas del castaño y comenzó a besarlo. El otro no hizo más que dejarse llevar, después de todo su enamorado le estaba correspondiendo.
Siguieron así por unos largos minutos hasta que sintieron que el calor de sus rostros debía disminuir. Se observaron fijamente a los ojos pero luego Johan se sintió avergonzado, apartó la vista y se sentó en el sofá.
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30 Días [De Spiritshipping]
Fanfiction30 días para contar una historia nueva de la peculiar pareja de adolescentes. Amor y desamor, felicidad y tristeza, todo vinculado al lazo que comparten Judai y Johan. [RETO]