Ciento una formas de expresarte

223 21 16
                                    

Judai colocó con cuidado la rosa en el florero y luego se dispuso a contarlas como costumbre desde que comenzó a recibirlas hace casi un año.

1…
2…
9…
12…
24…
36…

Y finalmente 100.

Judai comenzó a sentir nervios ya que al recibir la primera rosa, esta venía con una nota que le indicaba que al recibir 101 rosas sabría quien era el remitente.
Muchas veces pensó en quien podría ser pero negaba de inmediato. Al recibir la primera pensó que era una broma o se habían equivocado de dirección pero al recibirla más seguido esa idea se esfumó de su mente.

–Solo falta una rosa, ¿crees que la reciba pronto?-Dijo mientras degustaba un helado junto a Johan.

–Quién sabe pero... ¿No has pensado en el significado de cada una?

–¿A qué te refieres?-Preguntó mientras daba una mordida al postre de crema.

–Nada, olvídalo, ya debo irme, siempre es bueno pasar un momento contigo.

Antes de que el castaño lo detuviera, Johan se levantó de la banca que compartían y comenzó a caminar. No le tomo importancia al significado y sería algo que tampoco buscaría, para él solo eran rosas de alguien que seguramente admiraba su forma de tener duelos.

Pasaron los meses y finalmente Judai recibió algo en su puerta que logró observar tras abrirla para que Pharaoh pudiera salir. Pero a diferencia de una rosa esta vez era una carta que decía que lo esperaba frente a la estación de trenes en una hora, Judai sin más tomó su abrigo y corrió hasta la estación ignorando la hora que su “admirador” le había escrito.

Luego de la espera, se encontraba raspando la suela de su zapato mientras lo miraba concentrado.

–Judai.

Al escuchar su nombre levantó la cabeza encontrándose con Johan, pensó que podría ser él pero pronto negó esa idea.

–Hey, ¿vas a algún lugar?

–No, hoy no.-Con rubor en sus mejillas abrió su bolso y sacó una rosa.

Judai lo observó con duda y luego frunció el entrecejo mientras dejaba a Johan con el brazo extendido sin entender.

–¿Crees que esto es divertido?

–¿De qué hablas?

–Te hablé sobre esto desde que comencé a recibirlas. ¿Eres tú o solo estás jugandome una broma?

–No... Yo, desde hace mucho que siento esto, quise decirlo muchas veces pero me decidí de esta forma para finalmente decir todo lo que siento.

–¿Decir qué?

–No buscaste el significado.-Sonrío en un suspiro.– Lo supuse, esta es la rosa ciento uno, Judai. Quiere decir que te amo. No, es más que eso, más que un simple te amo.

–Johan... Entonces, ¿qué significan las demás?-Preguntó mientras su mano temblorosa por la vergüenza tomó la última rosa que le ofrecía su amigo.

–Una rosa: me gustas, lo supe cuando te vi por primera vez. Dos rosas: pedir perdón, cuando no pude cuidarte mientras estabas enfermo y tuve que viajar. Nueve: estaremos siempre juntos o eso quiero creer. Doce rosas: al asistir al matrimonio de Manjoume y Asuka supe que quería unir mi vida contigo, por eso de forma indirecta te ofrecí matrimonio.-Sonrió de forma pura mientras suspiraba y continuaba.– veinticuatro: soy tuyo... Solo eso, Judai. Mis sentimientos y yo solo pertenecemos a tí. Treinta y seis... ¡Estoy enamorado de tí!-Volvío a sonreír con un sonrojo.– Y finalmente ciento uno... Te amo más allá del amor que dicen las treinta y seis rosas, este es más duradero, por siempre, aunque mis sentimientos no sean correspondidos te seguiré amando porque este amor es eterno.

Judai sostuvo la última rosa con ambas manos mientras la observaba con tristeza, luego volvió a levantar la vista encontrándose con el rostro preocupado de Johan.

–Esperaste tanto para confesarte... ¿No era mejor decirlo de inmediato?

–Así esta bien.-Levantó los hombros.

–Quería saber quién estaba detrás de todo esto, una broma o algún fanático.

–Entonces... ¿Qué hacemos ahora?

–Ya van a dar las dos de la tarde. Vamos a comer algo, yo invito.

Johan asintió.

–Por cierto, gracias.

–¿Por qué?

–No sabía que las rosas tenían tal significado.

–En ese caso, gracias también, Judai.

–¿Por qué?

–Porque si no me hubiera enamorado de tí no te lo hubiera dicho.

Judai sonrió mientras empujaba a su amigo para llegar rápido al lugar donde tenía planeado comer.

Pasaron dos años, Johan observaba feliz afuera de la iglesia donde todos lanzaban pétalos al matrimonio en señal de prosperidad y buenos deseos.

Luego en la fiesta Judai detuvo la música para hablar en el micrófono.

–Ah, no sé por dónde empezar. Gracias a todos por venir, estoy tan feliz de que estén todos aquí...

Johan se apartó de la fiesta, amaba la voz de Judai pero en esos momentos quería estar a solas. Se sentó a los pies de un árbol mientras observaba la obscuridad que tenía al frente por un momento.

–Oye, ¿qué haces aquí?-Dijo Judai mientras se ponía de cuclillas a su lado.

–Solo quería un poco de aire fresco.

–Sí, el ambiente está algo ruidoso allá dentro.

Johan asintió, sintió una calidez sobre su mano, observó a Judai quien le sonreía de forma cohibida mientras apoyaba su mejilla sobre su mano izquierda que estaba arriba de sus rodillas.

–Quizás el próximo sea el nuestro. Sho dice que él será el padrino como lo acabo de ser yo de él.

–Un poco tarde, ¿no? Te envié las doce rosas hace mucho.

Judai sonrió mientras se acercaba a Johan, entregándole un tierno y duradero beso en los labios. La música de la fiesta sonaba de fondo invitándolos a volver. Dejaron de besarse y Judai tomó la mano de Johan mientras le ayudaba a levantarse y volvian a la fiesta.

–Oye, Judai.-Habló mientras veía la espalda de su pareja quien lo llevaba de regreso a la fiesta.

–¿Si?

–¿Recuedas que dije que mi amor por tí sería eterno?

–Sí, lo recuerdo.

–Creo que mentí.-Sonrió mientras Judai también lo hacía.– Creo que este amor es más que eterno e infinito.

🔹🔹🔹🔹

Reto del día: Comiendo helado

30 Días [De Spiritshipping]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora