Tres rituales para tí

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Ritual 1: ¿Las sonrisas de un hombre enamorado son poderosas?

Johan observaba un poco extrañado a Judai. No es como que lo conociera toda la vida pero notaba que estaba más feliz de lo habitual, soltando sonrisas cada un minuto así que llegó a una conclusión.

Judai se había enamorado.

No había ninguna otra razón para que su mejor amigo soltara tantas sonrisas de la nada. Como si recordara el rostro de la persona que amaba, así que pensó que Judai quizás seguía una especie de ritual que leyó hace tiempo... El primer ritual era enamorar con sonrisas.

Ritual 2: Tratar de pasar más tiempo juntos.

Era un caluroso día. Todos accedieron ir a pasar la tarde en la playa. Judai estaba entusiasmado con la idea de ir más lejos pero todos se opusieron diciéndole que era peligroso además de imposible solo nadando. Aún así nado un poco más lejos de los demás, una ola hizo que retrocediera un poco llegando a chocar con Johan.

-Al parecer el mar tampoco quiere que vayas.-Bromeó recibiendo un puchero como respuesta.

-Puede ser... Aún así me gustaría ir.

-Dicen que hay lobos marinos... ¿Sabías de eso?

Judai sonrió con los ojos cerrados mientras asentía.

-Debiste haberlo dicho desde el principio... Hay un barco que hace un pequeño tour, avisemos a los demás.

Johan sintió como Judai tomaba su mano por debajo del agua haciéndolo girar. No hubo necesidad de usar más palabras. Johan entendió que sería sólo un paseo de los dos.

Ritual 3: El viejo dicho y "ritual" de conquistar gracias a la comida.

Ya era el tercer plato de espagueti con champiñones y aún Judai sentía que no era lo suficiente bueno. Por su parte Johan sentía que cada platillo era una delicia, pero si su amigo no pensaba lo mismo no tenía derecho a opinar.

Luego de que Judai se rindiera con el platillo principal decidió pasar al postre. Johan quedó maravillado con el pudín casero, pero Judai no del todo.

Ya al ser pasada la medianoche ambos se quedaron dormidos en el sofá. Johan reposando su cabeza sobre el sofá y Judai descansaba su mejilla derecha en el pecho de Johan.

Johan abrió los ojos de forma paulatina mientras escuchaba ruido desde la cocina. Se levantó somnoliento para dirigirse a ella.

Judai se veía molesto mientras cortaba algunas verduras.

-¿Qué sucede?

-Ugh... Nada, es que sólo quería que fuera todo perfecto.

-¿De qué hablas? La comida ayer estuvo deliciosa.

-Dices eso porque eres mi amigo.-Siguió cortando aún molesto.

Johan se detuvo al hablar un momento para observarlo y luego soltó sin más:

-¡Ya entendí tu ritual!

Gritó pero como si sus palabras hubieran sido un examen difícil sólo recibió un ceño fruncido lleno de duda.

-De hecho lo supe desde un principio.

-¿De qué hablas?

-Dime.-Sonrió pícaro.- ¿A quién quieres enamorar?

Las mejillas de Judai se tornaron de color rojo tan rápidamente que Johan pensó haberlo visto antes de terminar su pregunta.

-Nadie... No sé de qué hablas.

-¿Es alguien que conozco?

Judai desvío la vista y luego lo observó a los ojos.

-¿En serio te gustó mi comida?

-Sí... Pero ¿A qué viene eso?

-¿Y nuestro paseo?

-Ah, claro, lo pasamos bien esa tarde al ir a ver los lobos marinos.

-... ¿Y mis sonrisas dedicadas a tí?

Johan sintió como si la ronca voz de Judai hubiera invadido su corazón conmoviendolo.
Se quedó boquiabierto unos momentos mientras Judai no apartaba la vista de los ojos de Johan.

-... No, no me gustaron.

-Ya veo.-Suspiró desilusionado mientras volvía a cortar las verduras.

-No sabía que eran para mí.

-Está bien, no importa, ve a tomar asiento al comedor.

-En verdad las odiaba.

-Entiendo.

-Porque no sabía que eran dedicadas a mí.

Judai volvió a observarlo esta vez de forma triste, con los ojos levemente rojos.

-¿Qué tratas de decir con tantas veces diciendo eso? "No sabía que eran para mi". ¿Acaso quieres excusarte?

-No, es que... Si hubiera sabido que las dedicabas a mi me hubieran encantado, ¡fascinado!

Judai soltó una pequeña risa para luego llevar las palmas de sus manos a sus ojos en un intento de evitar que Johan lo viera. Este se acercó a él para abrazarlo por su delgada cintura para atraer su cuerpo contra el suyo.

Luego del desayuno ambos se fueron a una cita. Pero luego de varias horas, Judai recordó las palabras de Johan.

-Por cierto... ¿A qué te referías con ritual?

Johan sonrió divertido mientras negaba con la cabeza. Definitivamente nunca le diría sobre los rituales inofensivos que él pensaba que Judai estaba haciendo; parecía que ignoraba el tema y así estaba bien, lo que importaba era que le habían dado resultado.

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Reto del día: Rituales

30 Días [De Spiritshipping]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora