Nunca es demasiado tarde

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Johan se había distraído demasiado ese día, tanto que ya era de noche y no sabía en qué dirección se encontraba su dormitorio. Empezó a sentir algo de miedo y la fría noche no ayudaba a que esos escalofríos se fueran. Una parte de él estaba feliz de haber visto a esa hermosa mariposa azul pero por otra sentía remordimiento de tener esa fascinación tan grande por los insectos. Se sentó en el pasto, estaba frío y daba la sensación de humedad así que se levantó de inmediato.

Luego de un largo tiempo tratando de regresar sintió que sólo caminaba en círculos así que se quedó quieto y decidió esperar hasta más tarde en que la luz de la mañana alumbrará el camino.

Mientras dormía apoyado en uno de los tronco sintió que alguien depositaba sobre él algo ligero pero cálido. Despertó asustado observando a Judai.

–¿Qué haces aquí? ¿O ya he muerto?

–Vine a buscarte. Amon dijo que no habías regresado a tu dormitorio así que te busqué.

–Ya veo... Creo que le debo una a Amon.

Suspiró aliviado mientras Judai tomaba su mano y lo guiaba de regreso.

–Por cierto, Judai... ¿Cómo sabes el camino?

–Kuriboh alado me guía.

–¿Kuriboh alado?-Johan levantó sus cejas mientras observaba hacia todos lados.

«¡Realmente he muerto!».

Fue el pensamiento de Johan, aterrado pero a la vez calmado de que “Judai” fuera quien guiará su alma, se dejó guiar por el frío camino entre los árboles.

–Judai... ¿Qué se supone que haré?

–¿Te refieres al regresar? Podrías dormir, ¿no?

–¿Puedo?

–Claro, mañana hay clases... No es que sea un estudiante fanático pero todos están pendientes de ustedes.

–¿Todos?

–Johan... Estás comenzando a asustarme.-Confesó Judai mientras lo observaba con exageración.

–Pero... Tu eres el que me está asustando... ¿Por qué hablas de tu kuriboh? Es una carta, ¿cómo puede guiarte?

–Bueno... Puedo ver su espíritu pero no te alarmes.

–Así que realmente he muerto.

–No has muerto.-Sonrió divertido mientras se detenía.– ¿Acaso quieres una prueba mejor?

–Yo tengo una forma mejor de saber si esto no es una especie de limbo.

Judai ladeó la cabeza sin entender nada pero accedió.

Estaban al frente de los dormitorios de Osiris. Johan le indicó que si dormían juntos al día siguiente deberían estar aún juntos, si no es así entonces el frío se encargó de él. Judai aceptó entre risas mientras lo guiaba hasta su dormitorio.

–Ya había mencionado que nuestra habitación era pequeña.-Susurró para no despertar a Sho.

–No importa... De cierto modo siento abrigo.

–Porque no estás muerto.-Sonrió divertido.– En serio... Creeme en lo que te digo.

Judai susurró lo último mientras lo abrazaba y cerraba sus ojos en un intento de que Johan también lo hiciera.

–No quiero dormir.

–Entonces quedate despierto.

–Judai... ¿Por qué accediste a esto?

–Porque me gustas.

Johan se acurrucó en los brazos de Judai mientras susurraba que a él también le gustaba.

Al día siguiente Johan despertó. Se asustó al ver aún a Judai a su lado, se levantó golpeando su cabeza en la cama de arriba despertando a Sho.

–¿Qué haces aquí?

–Eh... Yo... Pensé que... Me voy ahora, dile a Judai que gracias por todo.

Sho observó confundido como Johan se colocaba rápidamente sus zapatos y salía de la habitación.

En clases Johan trataba de evitar a Judai. Cuando sus miradas se encontraban su sonrojo era de inmediato. No sabía que exactamente lo avergonzaba, si el hecho de creer que había muerto o esa repentina y corta confesión.

–¡Johan!-Saludó alegre mientras abrazaba su cuello.

–¡Ah! Judai... No es lo que crees, anoche yo—.

–Entiendo... Te desperté de la nada cuando estabas en la intemperie.

–Ah... Si, si... Gracias, al final si estaba vivo.

Sonrió nervioso mientras jugueteaba con sus cabellos.

–También... No sabía que sentías lo mismo que yo.

–... Solo... Lo dije sin pensar.

–¿Entonces no me quieres?

Johan sintió una pequeña punzada en el pecho. El rostro triste y voz apagada de Judai le hizo creer que había dicho algo sumamente cruel.

–No quise decir algo malo...

–No. Tienes razón, quizás lo malinterprete.

Johan observó como Judai se alejaba, quería decirle que no era cierto, que realmente lo amaba pero esta vez le costaba tanto aún cuando Judai había admitido que también lo quería.

Luego de unos años, Johan veía como Judai se había convertido en un excelente duelista. Estaba en la mira de varias empresas para representarlo. Luego de que Johan pasara a las semifinales Judai lo felicitó ante su logro. No es como que después de la “confesión” ellos hubieran dejado de hablar pero ambos mantenían cierta distancia.

–Tu vienes sólo como espectador. ¿Verdad?

Judai asintió alegre.

–Si... O si no también estarías en las semifinales... ¿Judai?

–¿Qué sucede?

–Umh... Suerte en tu próximo duelo.

–También tu. Espero llegues a la final.-Sonrió divertido mientras tocaba su hombro en señal de apoyo.

Luego de eso ambos se despidieron, no sin antes Judai decir que vería todos sus duelos desde las gradas. Johan vio como Judai se dirigía a la salida. Sintió que si lo dejaba ir no habría otra oportunidad para decirle lo que realmente sentía, un fuerte impulso le hizo creer que estaba listo para decirlo por fin.

–Judai... ¡Realmente me gustas!

Judai lo observó sorprendido pero luego comenzó a dedicarle una avergonzada sonrisa.

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Reto del día: Dormir juntos.

30 Días [De Spiritshipping]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora