Mi primer amor

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Era una mañana lluviosa, el maestro terminaba de explicar una ecuación, cuando se deslizó la puerta del salón.
Todos observaron pero el maestro mostró su molestia de inmediato:

–¡Señor Yuki! Llega una hora tarde.

–¿¡Una hora!? Pero había usado mis poderes de héroe del tiempo para llegar a tiempo.

Todo el salón comenzó a reír. Excepto sus amigos, los cuales llevaron sus manos hasta su frente o algunos cubriendo sus ojos.

–Toma asiento, por favor.-Dijo disciplinado el hombre mientras ignoraba las palabras del castaño.

Judai obedeció. Pero en cuanto se sentó, comenzó a recibir la burla de alguno de sus compañeros, Johan observaba la escena con tristeza.

Al receso, la mirada de Johan no se apartaba de Judai, el cual a lo lejos hacía algunas poses emocionado mientras hablaba con Sho.

–¡Johan!

Escuchó un grito mientras veía una mano pasar varias veces por frente de su rostro.

–¿Sí? ¿Qué sucede?

–¿Qué te sucede a ti? Llevo hablándote un buen... ¿Estabas viendo a los raros del salón? Ese Judai... Ya tenemos quince años, no puede seguir jugando a los héroes. Es ridículo.

–Yo creo que es divertido.

–Divertido sí es, es divertido burlarse de él.

–¿Qué? No. Me refiero a que su imaginación es interesante.

–Es como hablar con un niño... Podrías decirle cualquier tema de adulto y lo ignorara.

–¿Tema de adulto?

Preguntó divertido Johan mientras su amigo lo tomaba por los hombros y daban la vuelta para observar la pared.
Sacó su teléfono mientras le mostraba un vídeo erótico pausado.

–Apuesto a que se sonrojara si le muestro esto. ¿Lo intentamos?

–Claro que no.-Respondió con evidente molestia mientras el otro sonreía.

–Bien, bien... Tú ganas. Después de todo, si es solo un niño inocente.

Se burló haciendo que Johan se enojara aún más.

Durante la siguiente clase, Judai se dedicó a dibujar, notó la mirada de Johan sobre él y lo observó ingenuo. Johan tiñó sus mejillas de carmesí mientras desviaba la vista, a los segundos volvió a observarlo mientras el castaño le mostraba orgulloso lo que había hecho, la maestra lo regañó mientras le arrebataba el dibujo. Judai sólo sonrió mientras levantó sus hombros mientras fingía poner atención a la clase, el europeo no pudo evitar soltar una pequeña risa.

Ya era de noche y Johan se encontraba haciendo su tarea cuando su teléfono vibró. Observó el mensaje mientras fruncía el ceño. Era de su amigo que le había enviado aquel video junto a una nota:

“Judai debe verlo”.

Johan lo iba a eliminar pero su pantalla falló y se sobresaltó al oír los gemidos de aquella pareja. Dejó caer su teléfono para rápidamente tomarlo y esperar que sus tutores no lo hubieran escuchado.

Al día siguiente se sentía algo distraído. Caminaba sin cuidado cuando sintió una mano sobre su espalda, pensó que era el remitente del vídeo de la noche anterior, estaba dispuesto a encararlo mientras mostraba un rostro molesto, el cual suavizó al ver los ojos inocentes de color castaños de Judai.

–¡Buenos días!

–Buenos... Días. ¿Por qué—.

–¿Te estoy saludando?

30 Días [De Spiritshipping]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora