Capitulo 3

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Apenas puse un pie en la casa, la lluvia comenzó a caer fuertemente.
Los rayos surcan el cielo y los truenos retumbaban por doquier.
Todo estaba en penumbras, suspiro y me siento otra vez segura.

La casona era enorme, silenciosa y un poco sombría aún así la amaba demasiado, ya que mis queridos padres me la habían heredado al morir.

John no era mi padre, ni quiera compartimos la misma sangre, pero él había sido el mejor amigo de mis padres, y mi padrino por lo que se quedó conmigo.
Él es mí tutor legal y lo más parecido a un padre que tengo.

Al principio, en el pueblo todos creían que era su hija, hasta que veían que llevábamos apellidos diferentes entonces era que empezaban a cuestionar.
Recuerdo que cuando era pequeña John solo se sonreía y repetía que yo era un pequeño ángel que había caído del cielo en sus brazos y que él debía protegerme.

Ahora después de mucho tiempo, supongo que la mayoría sabe que no es mí padre real y que solo soy la maldición de la que no se ha podido deshacer.

Cuando John tenía 25 años fue cuando llegué de lleno a su vida.
Un muchacho soltero, recién graduado sin experiencia con niños, que dejó todo de lado para criarme con amor, dedicación y respeto
Tuvo ayuda de extra por supuesto.
Eva quien había sido su nana, y la única capaz de mantener el orden de la casa, nuestra ama de llaves y salvadora gracias a ellos tuve una gran infancia.
Fuí una niña feliz, mimada y llena de vida, pero ahora solo era un dementor que vagaba por la casa intentando que nadie me notará.

John estaba saliendo desde hace un tiempo con Juliet Graham.

La médica en jefe del hospital se nuestro pueblo. John también era médico solo que debía viajar casi por una hora hasta la ciudad vecina donde trabajaba.

—¿Y John?— Pregunté. Eva camina hacia la cocina y voy tras ella.

Ahora de adolescente, ya me había acostumbrado a llamarle por su hombre, y como él no le molestaba no había problemas.

—Tuvo una emergencia, y salió de prisa —La mayoría de las veces él no estaba en casa.

—Oh, por eso no me recogió en el colegio. —Digo.

—Le dijo a Jasper que pasara por ti, pero el coche no encendía. Mañana llamaré para que lo revisen, te llamé un par de veces para avisarte pero siempre tienes el celular apagado— Me regaña.  —¿Quieres algo de comer? —Preguntó.
Jasper era un hombre de unos 60 años quien se encargaba del mantenimiento de la casona, jardines y esas cosas.
Estaba con nosotros desde había muchos años.

—No. estoy bien, te lo agradezco. Me iré a descansar— Camino hacia mi habitación.

Aunque había demasiadas habitaciones libres, en mi regreso hice que me acomodaran el ático.

Era un enorme cuarto y lo mejor de todo estaba lejos de todas las demás habitaciones.

Sufría terrores nocturnos.
Horribles pesadillas, de las cuales la mayoría de veces me despertaba gritando y llorando, y no quería a John cerca para presenciar aquello cada noche.

Me tumbé sobre mi cama y puse mis auriculares con buena música para dormirme un rato.

—¡Cass!—Me desperté de golpe.
Mi cuarto en penumbras, solo los relámpagos alumbraban.
Miré mi alrededor y no había nadie.
Otra maldita pesadilla.
El reloj marcaba las 20:15, había dormido casi cuatro horas.
Después de una ducha, bajé a cenar.

—¿Puedo cenar con ustedes?— pregunté entrando a la cocina. Eva preparaba la cena mientras Jasper miraba un programa de cocina en el televisor.

—Claro, preparé spaghetti como a ti te gustan —Sonrío y me acomodo el la mesa.

𝔄𝔤𝔲𝔞 𝔭𝔞𝔯𝔞 𝔇𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬𝔰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora