Capítulo 38

13.8K 1.3K 104
                                    

Las paredes crujían y todos estaban nerviosos.
Estoy apoyada sobre el hombro de Thomas aun sentados en piso de la biblioteca.
Había alumnos por doquier y comenzaba a hacer frío.
No había vuelto a ver a Tristán nuevamente y creo que así era mejor.
Tal vez estaba haciendo mucho drama, ni siquiera éramos  novios, no éramos exclusivos ni mucho menos, sólo era una estúpida niña enamorada de un chico que era demasiado apuesto para estar solo conmigo.
En realidad no me dolía que durmiera con otra, bueno si le dolía, Pero lo que realmente me jodía era con quien había dormido.

¿Porqué con Samanta?

— ¿Te sientes mejor?— Pregunta Thomas. Asentí pero obviamente mentía. Intentaba aguantar las lágrimas pero no podía, Mis enormes ojos estaban empapados y las gotas saladas caían sin que las pueda detener.

—Me siento idiota. No puedo estar llorando por Tristán. — Digo y limpio mi cara una vez más.

—¿Qué pasó Cass? ¿Fue por lo que dijo Samanta?  — Asentí.

—No quiero hablar de eso. Me siento muy estúpida, todos me lo advirtieron.— Suspiro.

—¡Wow! ¡Mira eso!— Dice un muchacho parándose. Vemos a varios alumnos para no decir casi todos corriendo hacia las ventanas que había a un lado de la biblioteca. Todos parecían asombrados y comenzaron a sacar fotos.

—¿Qué sucede?— Pregunta Thomas parándose, camina unos pasos lejos de mi —Cassiell, deberías ver esto. — Susurra mirando hacia la multitud agolpada. Me paro y sigo a mi amigo.

—¡Demonios!— Susurro mirando cielo.

—Parece una tormenta... púrpura— Dice Thomas sin poder creer sus propias palabras.

—¡Es el fin del mundo!— Gritó un chico

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Es el fin del mundo!— Gritó un chico.

—¡Aléjense de las ventanas! ¡Solo es un fenómeno natural! ¡Quiere decir que la tormenta esta pasando! — Dice uno de los profesores.

—Se llama dispersión, ocurre cuando las moléculas y pequeñas partículas en la atmósfera influyen en la dirección de la luz, causando que la luz se disperse tomando un color rosa o púrpura—  Agrego. Los demás me miraron raro. —¿Qué? Lo leí en Internet. — Cuento.

— Dices que la dispersión ocurre cuando la tormenta termina y sale el sol ¿No?— Pregunta Thomas.

—Asi es, jamás leí sobre tormentas eléctricas con relámpagos púrpura— Digo. Miramos al profesor quien cambia la vista hacia otro lado.
Él sabía que tenía razón.

Alguien sujeta mi brazo y tira de mi, encuentro los ojos azules de Tristán.

—Debemos irnos— Thomas lo detiene.

—¡Suéltala!— Ordena mi amigo, sus ojos tomaban un color dorado intenso.

—¿Ahora eres su ángel guardián?— Pregunta burlón. Mira hacia todos lados. — Estamos en problemas.— Susurra.

𝔄𝔤𝔲𝔞 𝔭𝔞𝔯𝔞 𝔇𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬𝔰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora