𝔄𝔤𝔲𝔞 𝔭𝔞𝔯𝔞 𝔇𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬𝔰

Capítulo 36

Entro a clases intentando no meter el pie en ningún charco con agua, había llovido toda la noche y el clima aquí era húmedo y frio.

Samanta y sus amigas me miran de una forma en la que yo jamás podría mirar a alguien.
Los chicos me sonríen y siento por primera vez que no soy invisible.
Traigo solo la camisa del uniforme pero cambié la falda por unos skinny jeans negros. Traigo puesto el buzo azul de Tristán quien aun de dos lavados conserva su perfume.

Me duele un poco la cabeza pero creo que es por el bullicio del colegio.
Thomas esta junto a su casillero hablando con sus compañeros del equipo de fútbol, me vé entre la multitud y sonríe.
Con esa hermosa y sincera sonrisa que yo tanto amaba.

Camino hacia él. 

—Hola —Digo. Sus compañeros me miran sorprendidos.
¿Cuando había dejado de ser la nerd con problemas mentales y había pasado a ser deseada por los muchachos?
Los chicos si que eran idiotas, les nuestras el trasero, los pechos y ya son tuyos. 

—¡Cass! ¡Hola! ¡Cielos, Hola!— Dice y camina hacia mi. —¿Cómo estas?— Pregunta.

—Bien. ¿Sabes cómo esta Samanta?—

—¡Ouh! ¡Sam! Esta bien. — Dice cuando ingresamos a clases.
Tristán entra trás de nosotros.

—¿Puedes dejar de acosarla niño?— Susurra el moreno y toma lugar tras de mi.

— ¿Yo la acoso? ¿En serio? Lo dice el idiota que duerme fuera de su casa dentro de un auto. — Dice Thomas.

—¿Qué hiciste qué?— Pregunto mirando a Tristán.

—Un asesino sobre natural quería convertirte en su cena ¡Solo te estaba cuidando! — Dice en voz baja.

—Eso es aterrador Tristán. — Digo.

—¿Sabes las veces que lo corrí por los alrededores de tu casa? No sobreviviste tanto tiempo solo por suerte Cassiell. Y tu niñito no veo que hagas algo por salvar a tu amiga— Agrega y llega la profesora para finalizar nuestra conversación.

—¡Tristán!— llamo llegado hasta él en el segundo descanso.

—¿Si?— Pregunta cuando va por el pasillo lleno de estudiantes.
Le enseño el collar que él me había regalado quien estaba de un color rosa pálido. —¡Joder!— Dice y me detiene del brazo metiéndome a un salón de clases vacío.

—¿Es un ángel? Viene por mi ¿Verdad?— Pregunté asustada. No quería volver a ver una de esas criaturas de nuevo.

—¡Mírame! —Me ordena —No dejaré que te hagan daño. ¿Entendido?— Asiento rápidamente conteniendo las lágrimas.
—Debes quedarte conmigo Cass, yo te cuidaré —Agrega y me abraza.
Era la primera vez que lo hacía, un abrazo verdadero y sincero.