Min Yoongi le escribirá cartas con el poco romanticismo que lo caracteriza. Harto del pesimismo él escribirá.
Pero no es que a ella le preocupe mucho el romance. Sunhee, sabrá que las letras escritas en esas cartas es la música que proyecta la voz...
La mañana estaba siendo un desastre, había demorado más de lo usual en despertar y mi madre no había estado nada contenta por eso, no había dormido lo suficientemente temprano, razón de mi tardanza. El malhumor se escapaba de mi cuerpo mientras caminaba por el pasillo de la escuela para ir a la primera clase del día. Me hubiera gustado seguir durmiendo incluso si un meteorito hubiera caído en Corea o incluso en el territorio completo del planeta.
Los alumnos a mi alrededor hablaban entre ellos con una sonrisa y mucha energía mañanera. ¿De dónde sacaban tanta desde tan temprano? La mía no era mucha en las mañanas, si tan solo las clases empezarán unas horas más tarde.
Continué caminando, ignorando a todos mis salvajes y extraños compañeros.
Sunhee aparece en mi rango de visión.
La chica a la que enviaba cartas. Mientras más la observaba mi interés era mayor. Ella podía ser inteligente, decidida pero muy tonta también, sus torpezas era típicas de alguien que no pensó demasiado en las consecuencias. Ella podía ser todo en una misma frase o ecuación. Depende del día era una operación matemática o un texto de gramática .
Sunhee no se encontraba sola tampoco con su amiga inseparable con la cual iba a todos lados y hacia ningún lado en particular. Se encontraba charlando en esta oportunidad con aquel compañero que era malísimo en básquet. Mansu. Siempre solía preguntarme y no encontraba respuesta de porque este se inscribió en el taller si no tenía ninguna habilidad deportiva.
Verla sonreír junto a él provocaba en mí una molestia mayor contra el chico de la que sentía ya. Mansu, realmente era molesto.
Estaba molesto.
Luego me encargaría de esta situación, primero dormiría sobre mi pupitre un rato antes que el maestro entrará y comenzará las felices, necesarias clases para la vida.
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No pude pegar el ojo ni una milésima de segundo, el querido tutor ocupo el tiempo adelantado hablando sobre la próximas actividades escolares que tendríamos en los futuros días, tuve que estar atento aunque no me importará ninguna de las estupideces en donde nos obligarían a participar. Inmediatamente después entró el maestro de historia, sin dejarme la necesaria libertad que necesitaba en conseguir echarme un sueñecito.
Mi primer propósito del día fue evitado.
Ninguno de los cursos me gustaba, eran aburridos. Me sentiría emocionado y vendría con cierta alegría si dieran clases de música, pero aquí ese curso no era dictado. Ningún punto a mi favor.
Estudiar hasta el cansancio me serviría para ingresar a una universidad, donde tendría que estudiar aún más si quería conseguir tener un "Buen Trabajo" y vivir como un esclavo moderno en sus largas horas de trabajo de oficina, sin tener chance de renunciar hasta luego de tener buenos ahorros.
