XXVI

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Estaba segura que él estaba celoso a pesar de su negativa, bueno lo estaba en un ochenta por ciento, no podía afirmarlo en su totalidad. 

La causa de sus posibles celos era Mansu. Este compañero de cabellos raros. Nos hicimos cercanos un día cuando a los dos nos tocó realizar la limpieza en nuestras respectivas aulas, gracias a ello conseguimos entablar una mejor relación. Teníamos cosas en común.

Debería ir a verlo. Contribuir en el fastidio del anónimo escritor.

Era recreo, lo buscaría en el patio. Cambio mi rumbo de ir de regreso hacia mi aula encaminandome en su búsqueda, esperaba encontrarlo solo. No quería estar rodeada por sus amigos.

Camino a través del patio buscándolo sin mucha suerte en medio de los grupos de amigos que se formaban en esta hora. Continuo de esa manera hasta llegar a las nuevas mesas blancas que se instalaron para la comodidad de  los alumnos. Gracias al director actual de la escuela.

¡Bingo! ¡Estaba ahí!

El muchacho ocupaba una de las mesas, parecía estudiar, repasar alguna clase, dudo un poco en acercarme. Acabo haciéndolo. 

—Hola, Mansu —saludo agitando la mano, un poco más efusiva de lo normal.

—Sunhee...Hola —dijo removiéndose un poco en su lugar, lucía nervioso.

—¿Estás bien? —pregunte alzando un ceja, ver su extraño comportamiento me hacen dudar de su estado actual. 

—Perfecto, siempre estoy perfecto —responde desviando la mirada—. Aunque ya llegaste.

Definitivamente algo no estaba bien.

—¿Puedo sentarme?

Por un momento creí que me negaría la oportunidad de usar el sitio vació pero  finalmente accede.

—Me...iré...pronto —aclaro entre balbuceos —deberías buscar alguna de tus amigas, hace unos minutos vi que Yein iba hacia el salón de maestros, ya debe de haber salido, podrían pasar el recreo juntas.

—Yein todavía tiene cosas que resolver con la maestra de lengua. No importa, te acompañaré hasta que te vayas —pongo una sonrisa amable, quizá necesita compañía y por eso se mostraba raro, esquivo pensando que no lo encontraría.

Mansu apenas asiente, pero no me da la contraria o pide que me vaya.   

Luego de unos segundos de ocupar la misma mesa ninguno de los dos habla. Se vuelve incómodo, tenso. Cuando el silencio total nos atrapa, caigo en cuenta que fue una mala idea quedarme. Ningún chance de intercambiar anécdotas como hemos venido haciendo.

—¿Sabes que tú y yo solamente somos compañeros verdad? —pregunta sin que me lo espere, su inesperada pregunta me hace brinca en mi asiento, se mantiene frunciendo el ceño preocupado.

—Claro, ¿Qué más seríamos? — no entendía la razón de la pregunta que realiza.

Se aclara la garganta antes de volver hablar.

—No quiero que te confundas y pienses otra cosa, que me gustas o algo. Porque no eres para nada mi tipo de chica. Ni un poco. Debería estar demente si algo así llega suceder —sigue soltando sin que logre comprender.

Estaba siendo grosero.

—¿Por qué pensaría eso? —respondo molesta e indignada—. Además tú tampoco eres el tipo de chico que me gusta —no entendía que motivo llevarnos hasta este tipo de tema. Nunca se me cruzó por la cabeza alguna idea romántica con él. 

—¡No Mientas! ¡Conozco tu verdadera identidad! —alarmado, me señala usando su dedo índice—. ¡Una acosadora!

Lo suficientemente alto para llamar la atención de alumnos que pasan cerca.

—¿Acosadora? Enserio no entiendo porque estás diciendo estas cosas. ¿Hice algo que te molestara?

El muchacho de cabellos puntiagudos nunca me hablo de esa manera. Este no era su comportamiento habitual. 

—Lo siento, dejemos de hablar —hace sonar la silla con violencia al levantarse—. En verdad no quiero una acosadora cerca, causaría muchos problemas, es aterrador estar a lado de una. Mis padres se preocuparan si tengo malas amistades. Deberías cambiar, cambia por tu familia. 

¿Qué? ¿Qué? ¿QUÉ? 

—¿Alguien te dijo algo sobre mí?, porque si es así te han dicho algo que no es cierto. Miente —intento defenderme de acusaciones falsas, sin sentido  

—La persona que me advirtió sobre ti, quería salvar mi integridad. Lo salvaré no revelándote la suya. Ni se te ocurra seguirme. Si lo haces te delataré con los maestros —después de soltar aquello, se marcha sin mirar atrás olvidando sus libros de clase  sobre la mesa.

Iba tirar los libros en un tacho de basura. Esta bien no lo haría. Quizá sí...

¿Qué rayos acaba de pasar?

¿Qué rayos acaba de pasar?

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Love Letters《》 Min Yoongi (COMPLETA) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora