LXVIII

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Por milésima vez en la vida Yein me  convenció de hacer algo que no quería. Siempre lograba su propósito. Tenía que empezar a convertirme en una roca firme ante ella, más ruda.No tenía emoción alguna por una cita doble. Ni siquiera había estado en alguna antes, no sabía que se hacía. Iba quedar en rídiculo y averguenzaría a Yein. Se lo advertí, no me hizo caso, me trajo a pesar de eso. 

Mi desánimo actual era fuerte. Mi amiga en cambio estaba animada, hablaba muy coqueta con el muchacho llamado Daehyun, estaban en su mundo mientras yo apenas logré cruzar unas cuantas palabras y una sonrisa forzada  con quien se suponía era "mi cita", Hanjoo. Seguro debería estar pensando que era la adolescente mas aburrida, antipática, cero expresiva del mundo.

—¿Estás pasando una buenas vacaciones después de una larga jornada en la escuela? —finalmente pregunta Hanjoo al verme callada y sin intenciones de hablar. 

—Vacaciones tranquilas. Nada fuera de lo normal —me obligo responder amablemente—. ¿La tuya como esta yendo? —digo por pura cortesía sin tener un verdadero interés por conocer sobre sus actividades vacacionales.

—Aburridas. La he pasado casi a diario en casa —suelta poniendo mala cara para automáticamente después poner una sonrisa—. Estoy aquí con el deseo de cambiar eso —dice aún más sonriente—. Pareces alguien interesante de conocer.

No quería hablar con él.

—Sunhee, iré un rato a fuera. Daehyun y yo iremos juntos —anuncia Yein parándose igual que su parlanchín y rapado acompañante—. Queremos comprobar algo.

Suplico con la mirada no me deje sola. Se lo imploro, pongo mi mejor cara de pena.

—Es un ratito, vendré rápido, ni lo notaras. Además te quedas acompañada de Hanjoo —dice mientras hace una señal para que la deje ir. Dejo de insistir.

Los dos muy juntos riéndose se van hasta desaparecer por la puerta de la cafetería. Suspiro derrotada cuando ya no hay rastro de ellos. 

El chico castaño y yo nos miramos un rato sin decir nada para luego desviar nuestras miradas hacia lados diferentes. El silencio empezaba convertirse en algo incómodo, hasta palpable. Nada aquí estaba fluyendo en ninguna dirección.

—¿No sueles hablar mucho con las personas que recién conoces? —pregunta Hanjoo haciendo le preste atención.

Intentaría responder sus preguntas de buenas ganas y siendo sincera. 

—No estoy animada, no me siento muy bien. Tengo un pequeño disgusto que es muy resiente —admito mientras toco los bordes de la mesa—. Lo siento, si estoy haciéndote pasar un mal rato —me disculpo. No tenía que pagar las consecuencias de mi falta de humor—. Yein insistió que debía venir, fui una mala opción.

—Por eso estas tan callada —responde en voz baja. Luce aliviado—. Creía que estabas aburriéndote por mi culpa.

Niego con la cabeza

—Son mis bajos ánimos los culpables. Lo siento —estaba torturando al muchacho haciéndole creer que el único culpable en esta falta de carisma de mi parte.  

Él asiente para echar un vistazo rápido al local, hasta dejar su mirada fija en un punto determinado. 

—Puedo mostrarte algo divertido, posiblemente te divertirá, al menos te parecerá tonto —anuncia alzando las cejas divertido—. Es asombrosamente ridículo, no puedes perdértelo. Te sacará una buenas risas, seguró te sube el animo.

Podría ser una gran oportunidad para reír, quizá. Confiaré en él. 

—Voltea, no seas tan obvia  —ordena en un susurro—. La mesa de la esquina, donde están el hombre de camisa naranja. Fíjate ahí —indica. 

Puedo identificar fácilmente a la persona que describe.

Veo como el mencionado entregaba una carta en un sobre blanco a la chica que ocupa su misma mesa. Ella recibe el presente con los ojos muy abiertos y se pone a leer en ese instante el contenido. El rostro iluminado de la mujer no puede describirse. Esta feliz.

Muy lindo. Muy tierno. Imagino lo que debe sentirse recibir una carta directamente de una persona apreciada, no puedo evitar sonreír y sentir envidia al mismo tiempo. 

—Es tan patético, pasado de moda escribir cartas en estos días de tecnología —expresa Hanjoo sacándome de mi mundo de sueños, trayéndome hacia la cruda realidad.

¿Qué? 

—Es tan divertido ver un hombre atascado en el siglo pasado, es súper cómico —suelta una risa burlona—. No puedo creer que sigan usando ese tipo de métodos para confesarse. Si tuviera un amigo así lo haría entrar en razón, golpearía su cabeza —hace un puño para golpear su rodilla—. Las chicas no te toman enserio de esa forma. 

—Tengo una opinión contraria a la tuya. Es hermosa y considerado recibir cartas escritas por una persona que te quiere.  Son más bellas si en ellas está confesando sus sentimientos —estoy a punto de soltar mis enfado por sus estúpidas palabras.

Pone una expresión incrédula llena de confusión. Resopla, opta por el silencio. 

Esta salida en lugar de librarme de Mr. Swag hace su ausencia notoria.

 Swag hace su ausencia notoria

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Love Letters《》 Min Yoongi (COMPLETA) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora