LXXV

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El clima en la ciudad era frío, el cielo estaba nublado, aunque no completamente. Me gustaba este tipo de ambiente, era agradable, aunque para muchos les parecía una molestia. Los decía por la cantidad de ciudadanos que iba viendo que se aferraban a sus abrigos, unos cuantos quejándose en hilo de voz por la temperatura, sus quejas no pasaban desapercibidas. 

Logre obtener permiso de mis padres sin que hicieran muchas preguntas luego que diera mi explicación. Había cambiado el contexto de mi salida, en otras palabras construí una mentira. En mi explicación mencioné que era una salido con mis compañera de clases cercanas, no que iría con un chico, Yoongi. Decir lo primero eso era mucho más fácil que contar que la verdad, no traía complicaciones, ni negativas. 

Estaba esperando en el centro comercial que era cercano a la escuela. Acordamos que este sería nuestro punto de encuentro luego de intercambiar algunos mensajes. Había llegado con varios minutos de antelación Estaba sentada en la banca junto a la pileta central bastante nerviosa, mis nervios se intensificaban mientras la hora acordada llegaba. Tendría un colapso antes de encontrarnos y  terminaría en el  hospital.

No. Eso no podía suceder.

Aunque antes ya he hablando con Yoongi no puedo evitar sentirme así. Ahora era todo sería muy diferente. Era como si volviera a poner en cero un cronómetro y fuera a pulsar el botón de inicio cuando él llegara. Él pelinegro era el chico de las cartas. Mr. Swag, quien escribía esas palabras que hacían saltar mi corazón adolescente. Esa persona que anhelaba conocer. El muchacho que me había estado ayudando en momento de dificultad. Vaya. Seguía sin creérmelo.

Sí estaba nerviosa. Muy nerviosa. 

Necesitaba una distracción. Observar al público presente parece ser mi mejor alternativa, ni siquiera quería inmiscuirme en mi celular por si aparecía un mensaje cancelando esta salida, sería terrible que llegará algo así. Me fijo específicamente en un pequeño niño que corretea sonriente, travieso y juguetón mientras su joven madre de cabellos marrones le sigue el paso atenta evitando alguna posible caída que pudiera lastimarlo. Sonrió siendo testigo de la escena familiar, me hace recordar a una fotografía que tengo con mamá guardada en nuestro albúm, damos el mismo aspecto. Siguen jugando por unos pocos minuto hasta la llegada del padre, el hombre carga al pequeño en brazos después de darle un beso. La familia emprende su marcha. Mi distracción se aleja. 

Busco tener una mejor postura, iba a conseguir una joroba, complicaciones en la columna como siguiera sentándome de una mala forma. Manteniendo ya una postura correcta se me ocurre mirarme por última vez en el espejo. Quería estar presentable sin ningún cabello fuera o algo de mi escaso maquillaje corrido. 

—Debo estar muy loco para haber llegado hasta este punto. No hay vuelta atrás, Sunhee —dice una voz que ya conozco deteniendo la acción que pretendía realizar. Deja una palmada suave en mi cabeza.

Ha llegado. Mi corazón palpita, bombardeando sangre en la totalidad de mi cuerpo.

Lo siento sentarse a mi lado. En ese instante soy capaz de recién mirarlo. 

Min Yoongi. Yoongi.

—¿Soy lo que esperabas? —dice él viendo que no digo nada, sus ojos viajan de mí hacia otra parte. 

Me enredo con lo quiero decir y terminó no diciendo nada. El pelinegro sigue desviando su mirada.

—Estoy feliz de que seas tú —digo finalmente—. Estoy alucinando todavía. Sigo alucinando desde esa noche. Antes que me dieras la hoja nunca se me hubiera cruzado la idea de pudieras ser tú, hasta pensé que te caía mal —advierto tambaleando mis dedos—. Estoy contenta. Muy contenta que sea Min Yoongi quien escribió las cartas.

Una sonrisa hermosa se forma en su rostro. Ya había notado antes el encanto de su sonrisa, pero ahora lucia mil veces mejor. 

El muchacho luce mucho más brillante ahora.

—¿Así que estabas desesperada por verme? —suelta arqueando una ceja en mi dirección.

—Estaba convencida que tenía que resignarme a no saber nunca quién eras. Jamás estuve desesperada, compañero —respondo. Sí deseaba verlo pero tampoco estaba desesperada. Esta bien lo estaba, sin embargo él no tenía que saberlo.

—Claro que lo estabas. En cambio yo quería estar lejos —suspira.

¿No quería estar aquí?

—¿Entonces no querías verme? ¿Te sientes obligado?

Quisiera escuchar de sus labios el deseo de querer verme y hablar conmigo tanto como yo estuve soñando. Si decía lo contrario estaría triste, bastante triste, Mis sentimientos partidos.

Mi corazón latiente se detiene, quieta espero su respuesta.

—No es que no quiera verte —el balance de su cuerpo hace que acorte la distancia entre nosotros.

—¿Entonces? —susurro. Mis mejillas estan calientes por la corta distancia repentina que hemos tomado.

—Estaba inseguro de decírtelo, era por mí, no por ti. Ese fue mi gran obstáculo, yo mismo.

—Eres guapo, amable, te dije que me encantaban mucho tus cartas. ¿Qué estabas esperando para sentirte seguro?

—¿Te gusto tanto ya? —responde su bonita sonrisa de lado aparece de nuevo. Es la estrella de esta salida.

—Yo debería preguntar eso, ¿Cuánto  te gusto Yoongi? —digo intentando suprimir una sonrisa tonta.

Se aleja volviendo hacia su posición inicial.

—¿Cuánto me gustas? Ya no lo sé —sus dedos inseguros acarician mi mejilla con suavidad, su tacto ablanda y deja sensaciones en mi estómago—. ¿Tú cuánto crees?

No tengo respuesta para su pregunta. Eso algo que debe responder él.

Se me ocurre usar las palabras escritas en sus cartas para formular una pregunta. Necesitaba hacerla. En su momento me había ruborizado leyendo esa carta. Era mi turno. 

—¿Cuánto deseas besarme, Yoongi?

Esta vez se sonroja. Se sonroja de verdad.

 Se sonroja de verdad

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Love Letters《》 Min Yoongi (COMPLETA) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora