Min Yoongi le escribirá cartas con el poco romanticismo que lo caracteriza. Harto del pesimismo él escribirá.
Pero no es que a ella le preocupe mucho el romance. Sunhee, sabrá que las letras escritas en esas cartas es la música que proyecta la voz...
No había logrado dormir lo suficiente. Un sueño malo. Una pesadilla, me lo impidió. Estaba de aquí para allá bostezando por todas partes, rogando pronto volver a casa. Quería que el día acabará. Que la noche se apresurará en llegar para poder recostarme sobre mi cama a dormir tranquilamente. Plácidamente. Recuperar las horas de sueño perdidas. Esta vez sin que nada interrumpiera mi sueño.
Apenas logré mantener los ojos abiertos en la clase de historia, si me hubiera quedado dormida estaría también disgustada por el tremendo regaño que hubiera recibido. Hice esfuerzos sobrehumanos para no acostarme sobre la carpeta y ponerme a dormir sin importar nada. Había resistido bien.
—Muero de sueño —lloriqueo en mi sitio quejandome—. Quisiera poder dormir un ratito. Sería un alivio dormir un poquito.
—¿Qué estuviste haciendo para no dormir? —pregunta Yoongi—. Dormir es fácil. Sólo debías cerrar los ojos si ya tenías un lugar cómodo donde dormir.
La cuestión no era si era fácil o difícil dormir.
—Tuve un sueño. Pesadilla, mejor dicho —aclaro, no podía compararse—. Me hubiera gustado soñar contigo. Usualmente no sueño con nada agradable —digo. Nunca lograba soñar con algo que verdaderamente disfrutara. Estaba acostumbrada a soñar con cosas raras, incomprensible o situaciones tenebrosas. No había sido bendecida por el ángel de los sueños. Fui estafada por él.
—Cuéntame. Quiero saber sobre tu no sueño —dice.
—No recuerdo bien. Es confuso —respondo intentando recordar claramente una pequeña parte. Recordaba la oscuridad y la angustia dejada. No quería contar el vago recuerdo presente.
Recordaba lo triste que me encontraba por ver marcharse a una persona en medio de un sendero iluminado donde yo no podía acceder, no podía detenerlo. Se marcha sin mirar atrás.
—Yoongi, mejor déjame recostar mi cabeza un rato sobre tu hombro —pido haciéndome poseedora de este como mi almohada personal.
Su hombro es cómodo.
Cierro los ojos buscando descansar. Paso unos cortos minutos casi durmiendo sin ser interrumpida hasta que la esperada queja de Yoongi llega. La estaba esperando, se había tardado.
—Tengo el hombro ya adolorido y eso que no vas ni cinco minutos —menciona pero sin hacer algo para que me quitara. No quería apartarme—. Has descansado ahora puedes quitarte —lo expresa, no lo ejecuta.
No hago caso. Estaba a gusto.
—Yoongi —le llamo.
—¿Sí? —murmura.
Tenía algo que decir. Sentía el deber de sacarlo de mi garganta.
—Yoongi —vuelvo a llamarlo—. Nunca renuncies a tus sueños, sigue....
—Sé el rollo de esa frase —manifiesta interrumpiéndome—. No renuncies a tus sueños... sigue durmiendo —completa la frase con su estilo.
No puedo evitar una sonrisa.
No era exactamente esa la frase. Sé que entendió el punto.
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