Love Letters《》 Min Yoongi (COMPLETA) ✔

XXXII

La música de los audífonos retumbaban en mis oídos mientras me dirigía hacia el colegio. Escuchaba un nuevo álbum musical que recientemente fue lanzado, era bastante bueno, de acuerdo a mis gustos musicales. No me arrepentía de haber gastado mis pocas monedas ahorradas comprándolo. Hubiera sido bastante malo si hubiera resultaba lo contrario.

¿Algún día podría sacar un álbum propio que estuviera repleto de canciones creadas completamente por mí?

Sería un gran logro.

Suspiré fuertemente de cansancio notando la poca distancia que me separaba para volver hacia la jungla que emergía en medio de la ciudad llamada escuela. Si pudiera evitar ir, nunca lo haría, no podía hacerlo. Debía soportar.

Alcé la mirada sólo para encontrarme como una chica se estampaba contra el poste de luz de la esquina por andar leyendo sin mirar el camino que transitaba.

Estúpida. Estuve a punto de reírme, mi risa se queda en mi garganta cuando noto de quien se trataba.

Sunhee. Claro, tenía que ser ella. De cualquiera que caminara en medio de esa calle, por supuesto la muchacha tenía que ser la única en ir y recibir un golpe del poste.

Esperaba que estuviera bien. Me conformaba con que aún respirara. 

Casi teletransportandome llego a su lado. 

Estaba tirada en el suelo, no se movía ni un centímetro, ni un músculo de sus extremidades. Su expresión de dolor marcada en su rostro era de dolor absoluto, era lo único que anunciaba que seguía en este mundo terrenal. Un hilo de sangre se desliza por su ceja, tenía raspones en su mejilla.

Sufrió un golpe realmente duro

—¿Estas viva? —pregunto flexionando mis rodillas, consiguiendo estar casi en el nivel donde se encontraba.

—Eso creo —responde, sus voz temblorosa anunciaba las ganas de llorar que esta soportando, evitando que se exteriorizara, apenas pude escucharla.

—No te alteres y que empieces a gritar —digo mostrando una cauta y tranquila mirada. Nada que pusiera sus nervios de punta. Esta bien no dejaba de fijarme en ese punto lastimado de su rostro.

Rogaba no fuera de las personas que se ponían a gritar sin control cuando notaban sangre brotar de alguna parte de su cuerpo.

—¿Enserio? —aquello fue lo único que dijo.

Lleva su mano hacia su ceja, quería comprobar la veracidad de mis palabras. Arrugó un poco su expresión cuando puede comprobarlo. Evita los gritos y lloriqueos. 

La ayudo a sentarse tomando su mano mientras la otra sostenía un lado de su espalda, tratando de mantener firme su flaqueante postura. No pensé que tomaría su mano por primera vez en una accidentada situación. Era cálida y  pequeña en comparación a la mía. ¿Podría estrecharla otra vez en el desarrollo de una escena diferente?

Saque de mi mochila el pañuelo blanco que usualmente llevaba conmigo, se lo tendí, posiblemente habría tenido que ayudarla a limpiar el poco de sangre que seguía brotando de su  herida. No lo hice, no quería realizar algún movimiento brusco que pudiera causarle un daño mayor, por eso sólo atiné a dárselo.

—No debes ser tan distraída —regaño, la distracción en medio de la calle pude causar muchos accidentes.

Ella intenta responderme pero es interrumpida. Muchos molestos estudiantes se acercaron hacia nosotros, empiezan a realizar preguntar intentando saciar su curiosidad que los trajo hacia acá. Incluida la amiga gritona de siempre, tan pronto se fija que Sunhee permanece tirada en el suelo saca su histeria que asusta a los presentes.

Sunhee trataba de calmarla. 

Decidí escapar en ese momento.

No tenía nada que hacer ahí. La deje sin decir nada.

Sunhee me gustaba pero no tenía el derecho a quedarme con ella hasta el final, seguro de eso se encargaría su amiga, de ayudarla hasta que estuviera completamente bien. La chica no era nada mío. Yo era el tipo que le enviaba cartas de manera anónima, el cual no se atrevía a decirle en su cara lo que sentía.

Vaya mierda.