7. Acorralada.

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Todavía sin apenas procesar lo que había escuchado— que tiene que ser una broma en verdad—miro a Adam a mi lado. Sus ojos se encuentran con los míos, y me parece atisbar en ellos el mismo desconcierto en la mirada, o no lo sé, estoy atravesando un momento de cruda confusión.

Volteo el rostro observando nuevamente al abogado de mi difunto abuelo. El corazón me late tan fuerte que hace que me duela el pecho y me tengo que llevar una mano contra el mismo, presionando hacia adentro con mis dedos como si de esa manera pudiese disminuir el dolor y asfixie...

—Eso que usted dice es un error, ¿verdad? —indago nerviosa, apenas si las palabras saliendo por mis labios, susurrando bajito e intentando no volverme loca aún.

Lo que acaba de leer ese abogado tiene que ser error, porque, mi abuelo que tanto me quería no pudo hacerme algo tan cruel, a mí, a su nieta. Él sabía que una: no estoy lista para casarme, se lo dejé claro en todas las veces que insistió sobre el que ya estaba en edad de convertirme en una mujer casada, y dos y la más importante: ese hombre sería la última persona con la cual yo desearía unir mi vida.

—No señorita Williams, no es un error —me responde el abogado, y ya comienzo a romperme por dentro, mi corazón se salta un latido y el dolor en él se vuelve más insoportable—. Su abuelo lo estipuló muy claramente aquí. —Señala el documento—, como única condición para recibir su herencia deberá casarse con el señor Adam Summer, y como otra condición, tendrá que permanecer casada con él durante un lapso de un año, viviendo ambos bajo el mismo techo como esposos. Deben saber que ninguno de los dos podrá pedir el divorcio antes de concluido el año, esa también es otra condición.

Ya no siento el corazón en mi pecho. ¿Casarme yo con Adam Summer? Esto qué es, ¿una pesadilla de la que estoy a punto de despertar?... ¿Un juego sucio? Por favor alguien pellízqueme para sentir que esto no es real, pero por el dolor en mis huesos lo siento demasiado real.

—Esto no puede ser. —Me levanto del asiento con las piernas temblorodas, apenas si pudiendo sostenerme en pie—. Yo no me pienso casar con este hombre bajo ningún concepto... — Señalo a un Adam que me mira con todos sus sentidos puestos en mí—. ¿En qué mierda estaba pensando mi abuelo para hacerme esto? ¿En qué, !maldita sea?!

Mi cabeza parecen querer desprenderse de mi cuello de lo fuerte que comienza a doler, además de que no ayuda mucho la manera como estoy tirando de mis pobres hebras de cabello. Cada tirón me duele en lo más profundo, causando dolor en mi cráneo, mientras me muevo por la habitación tal cual león enjaulado, gruñendo incoherencias que parecen salir en chino porque ni yo misma sé lo que estoy diciendo.

—Por favor cálmate un poquito, Cara ¿sí? —Clavo mis ojos en el hombre que me ha pedido que me calme. Luce tan malditamente tranquilo y yo a punto de reventar. ¿Él sabía sobre esto?

—Tú estabas enterado de esta porquería, ¿no es cierto? —Él se levanta de su asiento con rapidez.

—Yo no tenía ni idea de esto, saca esa idea de tu cabeza —me dice—. Tampoco entiendo cuál fue la intención de tu abuelo al estipular esa condición para que recibas tu herencia, de verdad que no lo entiendo.

— ¿Qué pasa si no acepto casarme con este hombre, abogado Parker? —Dejo de moverme o terminaría con mareo—, porque mi abuelo sabía de sobra lo mucho que lo desprecio. ¡Dígame!

Me agacho un poco apoyando fuerte mis manos en el borde de la mesa. Toda la sangre me late en las orejas violentamente, y me duele horrible el pecho. El hombre suspiró antes de darme la información que le pedí:

—Lamento decirle señorita Williams que si usted se niega a cumplir la última voluntad de su abuelo, si no contrae matrimonio como lo estipula este documento —Me señala con un dedo el papel blanco con letras pequeñas en negritas, en el cual meto los ojos e intentar no sé por qué razón leer, pero estoy tan aturdida que todo lo veo en chino y no entiendo ni mierda—, toda su herencia, absolutamente todo, tierras, propiedades y cada centavo que posea, según las órdenes de su abuelo, pasaran a manos del señor, Summer.

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