Por una promesa © DISPONIBLE FÍSICO Y DIGITAL, AMAZON

50. Despedida.

Cara

¿Conocen en ese justo momento en el cual lo único que quieres es que todo sea un sueño, una pesadilla de la que en cualquier momento vas a despertar y todo quedará en un simple sueño que se desvanece en cuanto tus ojos se abren? Pues así me siento justo ahora, deseando que el hecho de que el hombre que amo me haya encontrado besando a otro fuera una pesadilla, pero no, es tan condenadamente real que siento como todos los huesos de mi cuerpo comienzan a doler a un punto tan doloroso que temo partirme, porque sé, como el infierno, que aunque quisiera ser un poco positiva las cosas no pintan nada bien y la frase: estás jodida, oscila frente a mis ojos.

Lo miro, a mi marido y el amor de mi vida. El que sé que por mi estupidez acabo de lastimar, aún con Ethan apretando mi cuerpo, y el dolor que veo en esos bellos ojos verdes me paraliza por completo. Me rompe por dentro, entonces dice con un nudo en la garganta y como cuchillas saliendo desde lo más profundo de su ser, logrando perforar todo mi cuerpo:

—Ahora veo que todas las mujeres son unas traidoras de mierda —suelta en un tono tan frío que congela cada parte viva de mí.

Auch, eso ha dolido tanto. Lo he sentido como si fuese un puñal de acero siendo clavado en mitad de mi corazón, al igual que el cielo partirse sobre mí.

Creí que, conociendo su fuerte temperamento y la forma posesiva como es conmigo desde el día que nos casamos aun cuando nuestra relación era una mierda, Adam comenzaría una pelea con Ethan para defender lo que es suyo como hizo muchas otras veces, lo veo incluso caminando hacía donde estábamos con cara de romper cada uno de los huesos del hombre que sigue abrazándome, mas nada fue así, él solo se gira dispuesto a marcharse, no sin antes dejarme ver esa mirada de un hombre que acaba de ser destrozado de la peor manera.

—¿Adam, mi amor? ¡No te vayas así! Por favor —grito intentando salir del lago para ir con él, con mi Adam.

Aunque no sé bien cómo voy a explicarle lo que acababa de ver y mi corazón quiere reventar dentro de mi pecho por lo imbécil que había sido. ¿Cómo pude perder la cabeza de esa manera? ¿Cómo, si sabía que Adam se me podía aparecer? Le había dicho a mi nana que le dijera si llegaba y no me encontraba que estaría aquí en este lago, sabía que podía venir. Soy una jodida bruta ¿En qué puta mierda estaba pensando para haber correspondido a ese beso y dejar que Ethan me tocara así? Lo encontró besando mi cuello, ese lugar que hasta él no sabía era mi punto sensible y solo por esa razón es su parte favorita para besarme. Dice que le gusta la forma como gimo cuando está besándome allí. Es música para él.

Pero antes de que yo saliera y viendo como Adam se aleja ignorando mi grito, unas manos fuertes me sostienen capturando mi brazo, y al mirarlo unos ojos incrédulos están puestos en mí, buscando con desesperación una explicación a lo que está sucediendo.

¿Yo podía estar más jodida?

—¿Mi amor?—farfulla Ethan con unos ojos atormentados—. ¿No te vayas? ¡Me explicas qué puta mierda significa esto, Cara!

Ethan me toma por los dos brazos apretándolos con fuerza y me zarandea. Veo la rabia acumulada en sus ojos y me asusto, aunque sé que él sería incapaz de hacerme daño. ¿O sí?

Trago saliva. Hoy es el día más jodido de mi perra vida, he lastimado al hombre que amo por una imprudente. Dios, estoy muriendo lento y necesito ir con él. Me imagino la de ideas que se ha de estar haciendo en la cabeza e imaginar que está sufriendo ahora por mi culpa me rompe en mil pedazos, no después de todo lo que él ha hecho por mí. Como se las jugó todas para conquistar mi corazón; a pesar de mis rechazos y desplantes no se rindió. No después de cómo me cuida, me mima y protege. Como me demuestra cada instante cuanto me ama y que mi felicidad está siempre primero que la suya, no es egoísta cuando se trata de mí, en ningún momento.