26. «Al límite de la locura»

18.6K 1.5K 204
                                    

Cara

La puerta de la habitación de Adam no tiene el cerrojo puesto, de hecho esta entreabierta por lo cual, no hace ningún ruido aun con la brusquedad con que la he abierto la puerta, y así puedo ver claramente lo que está sucediendo en esa habitación sin que se den cuenta de mi presencia ahí.

La escena que está reproduciéndose ante mis ojos, es la del hombre que la noche anterior me gritó en medio de un coma alcohólico que me quería tanto que dolía; aunque puedo apostar que por la borrachera ni siquiera se debe haber acordado que lo dijo, besándose ardientemente en una lucha de lenguas y dientes con su sirvienta personal o su zorra.

La rabia invade más todo mi torrente sanguíneo.

La noche anterior cuando Adam gritó aquello de que me quería mi mirada y la de esa chica que ahora lo besa se encontraron por unos segundos. Soy capaz de interpretar una mirada con cierta rapidez y no me equivoco cuando digo que fue odio hacia mí lo que vi en esos ojos, lo que quiere decir claramente que tengo una enemiga viviendo bajo mi mismo techo.

La mosquita muerta está enamorada o siente algo por mi marido, y no le gustó para nada que él me gritara su amor en su presencia, su mirada me lo dijo todo.

Por otro lado debo decir que fue Elena quien se encargó de subir a Adam a su recámara. Mi esposo no podía ni con su vida de lo borracho, y al parecer, por lo que están viendo mis ojos, no solo lo trajo a su cama, también durmieron juntos y no solo durmieron. El olor a sexo reciente en la habitación es tan palpable que me provoca asco, casi se me sale la bilis por la garganta.

Se volvió acostar con esa perra bajo mi mismo techo y aparte me exige un respeto que él mismo no me da...Yo al contrario de él por más ganas que he tenido no me he acostado con Ethan; lo intenté y lo detuve antes siquiera de comenzar. No contando con eso, me alejé del único hombre que me hace sentir un poco viva en estos momentos, donde siento que muero lento a cada segundo de mi existencia, estúpidamente evitando broncas, golpes que terminen en tragedia. Sin embargo, Adam sigue revolcándose con esa mujer que más rastrera no puede ser, como si nada. Lo más increíble del caso, después de gritar que me quería.

Maldito infeliz.

Estrello la puerta con fuerza haciéndolos sobre saltar y separarse el uno del otro con extrema rapidez. Dos ojos se clavaron en mí de una.

Adam abrió la boca para hablar pero yo lo hice primero y fue puro veneno lo que solté.

— ¡¿Me dices qué parte de si te quieres revolcar con esta mujercita lo hicieras en un maldito motel, y no en mi casa no entendiste animal de porquería?!... ¡Sucio!, ¡asqueroso!... ¡¿Quién demonio te crees para revolcarte con esta perra en mi casa?! —bramo tan fuerte que incluso, me provoca ardor la garganta.

Mis ojos, mientras jadeo con rabia, se fueron a la mujer y puedo jurar que una pequeña sonrisa tiró de la comisura de sus labios al ver el enojo palpable en mi rostro, además de la forma como tengo los puños apretados a los costados y me clavo las uñas en la palma de la mano, entretanto, ella sigue rodeando los hombros de Adam que mira sin expresión alguna en el rostro.

«Perra»

—Cuanto veneno tienes en esa lengua, querida —Elena dice—. Seguro si te muerdes terminas envenenándote con él.

Más han tardado sus palabras en salir de su boca que mis manos impactar en sus mejillas, una a cada lado. Le logro golpearla con tanta fuerza que la pequeña zorra se desploma contra el piso. La palma me arde por el golpe y estoy jadeando sin aliento.

No me detengo ahí. Estoy demasiado furiosa detenerme, aun con el grito de Adam exigiéndome calma, la tomo por el cabello, enredándolos en mis dedos y tiro de ellos con tanta fuerza que se lo puedo desprender del cráneo, mas no me importó en lo absoluto. Con tirones de pelo la obligo a ponerse de pie.

Por una promesa © DISPONIBLE FÍSICO Y DIGITAL, AMAZON Donde viven las historias. Descúbrelo ahora