El Rugido Salvaje[1] /Kookmin (Omegaverse)

El más fuerte

Ahora el salvaje quería entrenarlo para pelear contra otros Alfas, lo que le faltaba, ser una clase de entretenimiento barato a costa de su integridad física, él ni siquiera era amante de la lucha civilizada que presentaban por televisión, siempre lo había visto como un espectáculo deplorable. Sabía que no debía relajarse porque los buenos momentos solo eran ilusiones y allí subiendo la más grande y pesada roca, por una empinada cuesta, creyó que toda su vida antes de ese momento, solo había sido un hermoso sueño.

Todos sus músculos gritaban por la agonía, pedían que parara pero no podía, porque en verdad si dejaba de empujar la roca, está lo empujaría a él, a su inevitable muerte "¿Para qué seguir viviendo?" Le pregunto su suicida conciencia "Por nuestra familia" Rugió el León, si su parte animal quería vivir no le quedaba de otra que luchar, hasta volver a reunirse con sus amados familiares.

Por fin había llegado a la cima, dejo la roca de lado y se desplomó en el suelo, no podía más -Tendrás que hacer lo mismo todos los días hasta que te acostumbres a usar tu fuerza animal- El prepotente omega apareció, rodando una piedra del mismo grosor, pero él no se veía cansado en lo más mínimo -Te han enseñado a reprimirte, a nunca contar con tu León, cuando esa es tu arma más poderosa.

El Alfa lo miró desde su lamentable posición, le ardía el hombro, sus pulmones se expandían y encogían con tanta fiereza por sus alocadas respiraciones que le tomo casi media hora recomponerse -SI hubiera estado conectado con mi León ¿Habría podido matarte?- El salvaje lo miró bastante sorprendido y pudo jurar que una pequeña mueca de dolor tembló en sus labios.

-Aun puedes, hay exactamente 24 Leones Alfa, si logras vencerlos a todos en lucha antes de que acabe este ciclo lunar, podrás reclamar mi vida como venganza, no me resistiré- Jungkook no podía creerle, seguro eran mentiras para que se esforzara durante la batalla. Además su león ya no estaba furioso, no quería matarlo, todo lo contrario, quería sentirlo vivo y caliente contra su cuerpo, volver a dominarlo mientras el omega dejaba atrás esa fachada de superioridad.

Aquel marcada y curvilíneo cuerpo, temblando, contorsionándose contra su erección, lloriqueando de placer, gimiendo por más, viniéndose aún con todo el dolor encima, ante la fresca imagen su pene cosquilleo. Por mucho que lo hiciera sentir mal, su león parecía más animado con esa propuesta, entonces se le ocurrió que habían muchas formas de reclamar la vida del omega y haciéndolo suyo, humillándolo como esté lo hizo, esa sería su verdadera venganza.

-Lo haré-Algo pareció enardecer en su interior, al fin dos mitades parecían estar de acuerdo con un mismo objetivo.

Jimin vio contrariado la emoción con la que el Alfa ahora se levantaba, con energías renovadas y un aura más brillante, ¿Qué esperaba? Era profundamente odiado por ese doméstico y se lo merecía, era reciproco. Ese era el designio divino, no podría dejar ir a su pareja predestinada pero tampoco podrían convivir, su tormentosa historia había comenzado mal, ira, frustración, humillaciones, odio y el orgullo que jamás dejaría que se reconciliaran, el fin a esa tortura era la muerte.

Aquella nueva vitalidad que demostró Jungkook los siguientes días, amargaba al omega, aun cuando era consiente de todo el daño que había causado, dolía, le lastimaba verse tan odiado por el Alfa, que encontraba en el resentimiento hacia él, la fuerza para superar cada ejercicio físico.