Revelación

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Jimin se crispo ante aquellas palabras y por primera vez en su vida sintió miedo, como un hueco en su pecho, con palpitaciones rápidas de ansiedad, pero su primer impulso no fue correr, ni huir, fue proteger su abdomen, sus brazos lo envolvieron y casi se hace bolita, como si tratara de defender algo.


-¿Acaso no puedes esperar? No seas igual a mí y espera una venganza honrosa- Jungkook le pareció curiosa esa pequeña abertura en la fría coraza del salvaje, ¿logro asustarlo? Debería estar feliz por su hazaña, pero allí estaba su León, rugiendo furioso, como recriminándole por poner nervioso al omega.


-Pero estoy aburrido, ¿No sería mejor acabar con toda esta condena ahora y ahorrarme trabajo?- Jimin lo fulmino, furioso, no le gustaba sentirse acorralado pero el cuerpo del Alfa se aproximaba, posicionándose encima de él, atrapándolo.


-Ya déjame, aléjate, vete- Rugió alzando su mano, dispuesto a darle un zarpazo en toda la cara.


-¡NO!- El rugido sonó profundo, Jungkook con su nueva fuerza animal descubierta, lo sometió contra las pieles de la tienda, inmovilizando sus manos, impidiéndole defenderse -Es momento de que comiences a obedecerme y tal vez te perdone la vida.


Jimin pudo oír como su León le pedía que lo hiciera, se lo exigía, que mostrara su cuello en sumisión y dejara de luchar -Claro que no, eres más tonto de lo que pensé si crees que me someteré a un Alfa tan patético, prefiero la muerte- La mirada del Alfa se volvió oscura, estaba verdaderamente enfadado. El león del omega pareció igual de molesto y Jimin ya no sabía que le sucedía a él mismo, nunca antes había estado en desacuerdo con su naturaleza.


Cerró los ojos con fuerza al sentir las potentes feromonas del Alfa golpearle -Debo estar realmente mal de la cabeza, si esto de verdad me excita como lo está haciendo- La voz ronca golpeo con un aliento demasiado caliente, que erizo cada bello de su piel, enviando una deliciosa corriente de electricidad a lo largo de su espalda.


El salvaje no podía creer la situación, aquel domestico estaba ronroneando como todo un gato, mientras pasaba su nariz repetidamente por la glándula de su cuello, rozándose continuamente contra su cuerpo. Ahora la fricción y el estímulo del Alfa estaba despertándolo, haciéndolo liberar feromonas de excitación, que potenciaron su olor, enloqueciendo por completo a Jungkook.


-Tu olor- Trato de hablar en un jadeo, como si no pudiera llevar el suficiente aire a sus pulmones, y es que no podía, era imposible captar lo suficiente de esa droga olfativa, picaba su nariz mientras pasaba, llegando directamente a su sistema nervioso, sobrecargando sus neuronas -Antes no olías así ¿Qué hiciste?...oh por todas las deidades de la sabana, no me importa, solo no dejes de oler así, nunca, por lo que más quieras, nunca, nunca- La voz totalmente ronca y dominante fue como un flechazo para el omega.


-Sigue hablándome en ese tono y no volveré a oler a otra cosa- Suplico entre gemidos, ya con los brazos libres se dispuso a hundir sus dígitos en el cuero cabelludo contrario, acercándolo más a ese punto tan sensible, era increíble la sensación del húmedo musculo contra su caliente carne.


Debía ser una clase de crimen para la humanidad que un omega oliera de esa forma, el olor dulzón, cítrico, lo llenaba de los deseos más impuros y sucios que albergaba su subconsciente, lo llamaba de una forma tan desesperada que cada minuto que no estaba hundiéndose en el cuerpo del salvaje era la auténtica tortura de su vida.

El Rugido Salvaje[1] /Kookmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora