Milagro

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Las cosas se complicaban para Taehyung, ya que las personas a las que su hermanito habían atacado no eran exactamente unos don nadie y si algo aprendió en sus constantes idas a la cuidad, es que los intereses y el poder son manejados por los adinerados, quienes no están nada felices por la pérdida de sus semejantes. Era seguro que recibiría un castigo ejemplar y que tendría que devolver al Alfa de Jimin, claro contando con que este no lo hubiera traumado más.


Por el astro de la sabana, Tae tenía un mal presentimiento, todo en las caras mortalmente serias de aquellos hombres vestidos de negro se lo gritaban. La forma en que lo rodeaban, como si fuera una clase de criminal, como si lo escoltaran por el pasillo de la muerte y él no quería morir por lo que comenzó a suplicar a los grandes protectores de su clan, por piedad, por una segunda oportunidad, era inocente no merecía un castigo tan severo e irremediable.


-Basta, ¿A dónde me están llevando?- Trato de zafarse del agarre de esos rinocerontes, pero uno sin piedad le torció el brazo para inmovilizarlo por completo, mientras el león rugía de dolor trato de seguir hablando -E-estoy viola los tratados, tengo derechos, ¡Suéltenme!- Pero sus captores solo rieron cruelmente.


-Estúpido salvaje, con suerte saldrás con vida de estas instalaciones, cometieron un terrible error al meterse con el sobrino favorito de Min- Hablaban a su espalda, avanzando vertiginosamente hacia unas puertas dobles color vino, donde extrañamente el Alfa pudo ver a su pequeño compañero, aquel espíritu lo miraba victorioso, como si acabar con él hubiera sido su único propósito porque por primera vez en años, desapareció, dejándolo completamente solo.


-Es hora de pagar y sangre se paga con sangre, ¿no es ese el código de ustedes los carnívoros?- Los matones volvieron a reír a coro, mientras empujaban las puertas y lo tiraban al suelo, a los pies del jefe de todo. Taehyung no se atrevió a verlo, no podía sentirse más miserable y desamparado.


Min Yoongi estaba totalmente furioso, con sus colmillos y garras fuera, solo podía ver rojo, todo era un jodido caos y el necesitaba desquitarse con alguien. Aun no podía creer que Sungjung estaba muerto, que él imbécil de su sobrino se hubiera arriesgado de esa forma en territorio salvaje, ahora no tenían ni idea de su paradero o estado actual y la pomposa compañía de los padres del gato se habían atrevido a amenazarlo con cortar toda relación con los Min, lo cual no le importaba económicamente, solo serían un par de perdidas, el problema era el poder, las relaciones.


Entonces allí lo tenía, al representante de ese grupo de leones causante de sus problemas, no sabía porque de repente se sintió mal por el Alfa cuando debería estar desgarrándolo en ese mismo momento, después de todo esté había elegido llevar toda la responsabilidad -¿Acaso este es el guerrero salvaje? Parece más un gatito asustado de la lluvia, tan patético.


Taehyung dio un respingo ante las frías palabras, era verdad, aun cuando estaba asustado, completamente abandonado, seguía siendo lo que era, debía mostrarse orgulloso y hasta el último momento representar a su poderoso clan -Soy Taehyung, segundo hijo, representante del grupo Kim- Se irguió sin vacilar, aun con la amenaza de cuatro pares de ojos a su espalda.


Todas las posturas estaban tensas, hasta que el Alfa de león lo miró directamente a los ojos y ambos sintieron que no estaban allí, a punto de llevar una clase de tortura, por el contrario, se sentían libres, sin ninguna emoción negativa, acariciados por el gran astro de las sabanas mientras el seco viento revolvía su pelaje.

El Rugido Salvaje[1] /Kookmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora