Negación

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La oscuridad infinita, la inexistencia de cualquier otro ser vivo en un espacio sofocante, simplemente cayendo, más y más. Jimin no podía sentir nada, ni siquiera los lazos que siempre estuvieron atados a su alma, inseparables, con su territorio, con su padre, con sus hermanos y tal vez el más débil pero no por ello intermitente, el de Jungkook. Grito, o eso pensó que hacía, pero su cuerpo no respondía, suspendido en una eterna caída, paralizado, como una cárcel para su conciencia, era horrible, tenía miedo.


¡Estaba muerto! No sabía cómo sentirse al respecto, no era como lo hubiera imaginado, un descanso definitivo, parecía más un castigo, tal vez eso era, cometió muchos errores que debían ser cobrados de alguna manera, ser arrastrado en la nada misma parecía justo. Lo cual no evito que quisiera llorar, recordando que era usual que tuviera ganas de hacerlo, porque sus hormonar estaban disparadas, porque había estado embarazado, porque había soñado con formar una familia con aquel León domestico -¡Jungkook! ¡Jungkook!- Su mente resonó, lo único que aún le pertenecía, lo único con lo que contaba en esa condena. Uso sus últimas fuerzas para llamar a su Alfa -¡Perdoname! ¡Te he fallado! ¡No importa cuanto lo intente, esta vez no podré volver a tu lado!


-¡Jimin no está muerto!- El grito del Alfa alerto a todos, en un momento aquel León estaba llorando, golpeando iracundo el suelo del santuario y ahora gritaba, eufórico, presa de una emoción producto de una esperanza, porque Jungkook podía sentirlo y escucharlo tenuemente, estaba llamándolo, aún estaba vivo, solo debía encontrarlo.


-Se...que es difícil, aceptar, más porque es reciente...pero él ya no está- Chanmi se acercó al Alfa, con los ojos irritados, tan rojos como la sangre seca que se pegaba a sus extremidades –Quisiera que fuera verdad, que estuviera vivo- Dijo entre hipidos, sorbiéndose la nariz mientras trataba de retener las lágrimas –No sería raro, Jimin siempre fue la clase de Omega fuerte y decidido que nunca miraba atrás, sobreviviendo con garras y dientes. Recuerdo que nos jactábamos, nunca habíamos llorado, demasiado fuertes e inteligentes, éramos unos presuntuosos- Se burló en lo que pareció más una ronca respiración, dejando que su tristeza siguiera el líquido recorrido, desgarrando su alma.


La voz dolida y rasposa de la Leona llenaba la gran sala de rituales, donde todos se habían reunido, alrededor de la gran mancha negra que dejo la muerte de Joon. No había muchos tigres sobrevivientes, solo el Líder de la manada y su familia. Todos estaban adoloridos, con grandes heridas y corazones derrotados, eso no se sentía como una victoria.


-No, no es que no lo esté aceptando, ustedes no lo ven, solo están allí, tirados, pensando en el pasado, en decisiones que pudieron cambiar el curso de este suceso, si hubiera estado otro desaparecido y fuera Jimin el que estuviera aquí, él se los hubiera dicho, que es patético llorar y tener miedo, que deberíamos levantarnos, mirar lo que tenemos ahora y trabajar para buscarlo, no sentir pena por lo que ya pasó- Chanmi lloro de forma más vergonzosa, porque era verdad, esa era la terca manera de pensar de su mejor amigo, esa que le había traído tantos problemas.


Taehyung se acercó también, justo al lugar donde Namjoon dijo que Jimin había sido absorbido por el espíritu vengativo de Joon –Jungkook tal vez ustedes dos compartían un lazo inestable y frágil pero hay una parte tuya en él, el cachorro que se estaba gestando es demasiado pequeño, aún sin esencia propia, por lo que la tuya y la de Jimin están separadas aún, es esa parte tuya la que te une, si tú dices que está vivo, debe estarlo.


-¿Cómo es eso posible?- Namjoon hablo firme, con su usual toque severo de Líder, aun cuando había estado llorando, en lo que sería la tercera vez en toda su vida, siendo la primera la muerte de su padre omega y la segunda el abandono de Jin.


-Joon ya estaba corrompido, por lo que su alma no era suficiente sacrificio, por ello mato a toda la manada, para seguir contando con poder y debía hacer otra en este altar, una más profunda, allí es donde entra Jimin, cuando lo absorbió en vez de matarlo como pensamos, es porque está esperando volver, con el último vestigio de su fuerza, al poseer un cuerpo ajeno y limpio- Jungkook tomo por los hombros a Tae, sus facciones tensan, con el rostro roto en una desesperación inquietante.


-Debe haber algo que pueda hacer para evitar eso, no me quedare de brazos cruzados dejando que ese idiota use a Jimin, no volveré a quedarme al margen- Sabía que su voz estaba quebrada, se oia temblorosa pero no perdía su firmeza, no se sentaría a lamentarse ser un mal Alfa, que por segunda vez no pudo proteger a su Omega. Eso sería una falta de respeto a todo lo que había vivido, a las enseñanzas toscas y severas del Salvaje.


-Hay algo que puedes hacer, buscar a Jimin en el vacío espiritual, uno de los subniveles de los terrenos de Cancerbero- Jungkook sintió que todo su interior temblaba, pero asintió para que prosiguiera –Sigue tu esencia para encontrarlo, puede que parezca una inmensidad interminable, pero como plano astral es relativo, siguiendo en línea recta hacia un objetivo no debes tardar más de un minuto en dar con su cuerpo- La explicación trataba de ser precisa y contundente, mientras todos se reunían en torno a los Chamanes.


-¿Cuál es la parte difícil?- Pregunto Chanmi, siendo consiente que aquello no podía ser tan fácil como Tae lo estaba pintando.


-No lo sé, que haya o con quien debas luchar, son conocimientos que no poseo- Una desalentadora noticia, pues no había mayor temor que a lo desconocido.


-No importa, igual iré, solo dime como llegar allí- Sabía que era su deber, no solo por ser el único que podría percibir a Jimin, sino porque era el Alfa y padre de esos dos leones que flotaban en el limbo –Yo se lo prometí, que cuando estuviera listo lucharía a su lado.


-Muy bien, Chanmi y yo abriremos un portal hacía ese lugar, aun con toda la fuerza de la manada solo podremos mantenerlo por una hora, es tu tiempo límite- La Leona se estremeció, aún demasiado débil, su cuerpo entero gritaba apenas sosteniéndola, pero aguantaría lo que fuera necesario, por Jimin –Danos un mechón de tu cabello para que puedas volver a la entrada.


Tratando de ser rápido, jaló fuerte de la parte trasera de su cabeza, sin un buen resultado, emitiendo un jadeo de dolor –Por el gran astro ¿con esa actitud piensas salvar al salvaje?- Se quejó Yoongi, apurándose para estar al lado de su estúpido sobrino, cortando con sus garras un buen pedazo de cabello.


-Hey- La suave pata del Omega albino lo calló.


-Si tu padre se entera de toda esta situación seguro hace de mí un abrigo para tu madre, así que debes volver con vida y a tiempo mocoso- Amenazó para luego abrazar al Alfa, aguantando la presión que se instalaba en su pecho –Te daré de mi fuerza Jungkook, mantén a tu lado a Suga, es una proyección demasiado fuerte pero fiel, te defenderá cuando crea que es necesario- El cuerpo menudo comenzó a brillar, llenando al más alto de una extraña presencia, que le gruño molesta desde el fondo de su inconciencia.


-Gracias Tío Yoongi- El Albino se volteó a su pareja, asintiendo para que este empezara a conjurar el portal.


-En esta noche Leones y Tigres nos uniremos en fuerza y espíritu- Empezo a conjurar Taehyung, siendo seguido por Chanmi, que extendió sus brazos, reuniendo la energía que todos estaban otorgándoles, abriendo sus barreras para que la magia que fluctuaba libre se concentrara en un solo punto, donde la sangre seca agarro de nuevo consistencia, en grumosos coágulos de sangre.


Jungkook rugió con todas sus fuerza, feroz y salvaje, siendo secundado con el mismo sentimiento por todos los felinos, esta sería la segunda batalla de la noche, donde definitivamente traería la verdadera victoria.  


CONTINUARÁ

El Rugido Salvaje[1] /Kookmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora