Episodio 30: Spite.

878 95 117
                                    

LARS.

Abrí los ojos con dificultad y me quede inmóvil al sentir que los brazos de Kirk me envolvían. Sonreí. Levante un poco la sábana y pude observar su perfecta anatomía en calzoncillos. Sonreí más y miré su rostro, sus rasgos faciales eran simplemente algo que no había mirado jamás. Miré su respiración calmada, como su pecho bajaba y subía lentamente.

“Se suponía que esté cabrón me odiaba” pensé.

Aparte su brazo, y traté de levantarme, pero un dolor punzante que se situaba en mi cadera y en mi espalda baja me atacó, haciéndome soltar un gemido de dolor, asustando a Kirk y haciendo que despertará.

— ¿Cariño? ¿Qué sucede? — me miró con los ojos apenas despegados y preocupado.

— Me duele el culo — dije con los ojos llorosos pero de manera divertida.

Comenzó a reír y me dio un beso en la frente.

— Estarás bien — me acarició la mejilla, esbozando una sonrisa.

Acerca de la situación de anoche, no había pensado que pasaría, menos tan rápido, pero no me arrepentía. Sólo nos habíamos dejado llevar. Yo ya era de Kirk y esto ya significaba algo. Algo que tal vez nos costaría demasiado pero que sin duda valdría la pena.

Debo dar mi versión sobre lo sucedido en el supermercado. Había sido una completa mierda por el hecho de que Dave tomara una actitud tan negativa al mirar a Kirk conmigo. Estaba molesto pues no tenía que reprochar acerca de la relación, Kirk le había dado todo y en ningún momento lo dejo solo con sus problemas de alcoholismo. Kirk era frágil, eso lo sabía, y cada vez que pensaba en la desconfianza que me tenía, mi estomago se revolvía. Sabía que Dave le había hecho daño y al principio pensaba que yo le haría lo mismo. Pero ahora estábamos juntos y no podía echar a perder algo que se estaba volviendo tan preciado para mí.

— Lars... — trató de llamar mi atención, sonriendo.

I love to hear you call my name,
Oh! tell me that you feel the samecanté aquella canción de Los Ramones, con un tono sobreactuado tratando de parecer Joey.

Comenzó a reír.

— ¿Qué sucede? — le dije mirándolo tratando de contener la risa.

— T-te quiero — tartamudeó.

Sonreí y le di un beso en los labios. Acarició mi cintura y me miró tranquilo.

— También te quiero — sonreí.

Nos quedamos algunos minutos en silencio. No era incómodo. Con Kirk, incluso los silencios eran diferentes. Su mirada me buscaba siempre y era como si nos comunicáramos de esa manera.

Se escuchó el teléfono, rompiendo con nuestra paz. Me estiré un poco para tomar el aparato que estaba sobre la mesita de madera y lo puse sobre la cama, levantando la bocina.

— ¿Diga? — contesté.

Se escuchó un suspiro del otro lado de la línea. Arrugue la frente, me parecía extraño. Kirk comenzó a besar mi cuello con suavidad.

in the hell; klarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora