Epidosio 43: New Person, Same Old Mistakes.

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1983.

LARS.

Sentí que el aire me faltaba. Me ardía la cara como si me hubiesen golpeado fuerte, incluso también me dolían las costillas. Mis párpados estaban casi pegados y un dolor de cabeza me atacó apenas estuve consiente. Me quede un par de minutos con los ojos cerrados y moví mis manos a través de la cama. Todo estaba completamente intacto.

Abrí los ojos con pesadez, buscando a Kirk, pero no había nadie. Las cobijas estaban acomodadas como el día anterior. Me moví y sentí mis jeans aún en mis piernas.

— ¿Kirk? — le llamé pensando que estaba en el cuarto de baño.

No se escuchó ni un sólo ruido.

Me levanté como pude, con el ardor en las costillas, y me dirigí a lavarme la cara. Abrí la pequeña llave del agua y deje que líquido tibio cayera acuñándole en mis manos; atraje el agua hacia mi rostro y me lave suavemente. Sentí un dolor punzante debajo del ojo y rápidamente me miré en el espejo que estaba sobre el lavamanos.

Mi aspecto era asqueroso.

Tenía unas grandes ojeras que resaltaban en mi piel pálida y en el pómulo izquierdo, tenía una gran marca rojiza y púrpura, como si me hubiesen golpeado. Mis labios estaban completamente secos y tenían un color desteñido, a excepción de la marca roja que había en el superior. Mi cabello estaba enredado y alborotado, y mis ojos tenían un rojizo bastante pronunciado.

No recordaba nada de lo que había pasado la noche anterior, no sabía porqué mi cara se veía como si hubiese estado en una pelea de box.

Miré mi camisa manchada de sangre y una marca sobre mis nudillos. Me seque el rostro con la pequeña toalla que estaba a un lado, en un pequeño estante, y salí corriendo de la habitación.

— ¡Kirk! — grité sintiendo el ardor en mis costillas mientras bajaba por las escaleras.— ¡James! — ninguno contestaba.

No recordaba como había llegado a la casa; la camioneta de Deanna no estaba, sólo estaba el auto de Jase, pero no había nadie más.

— ¿Lars? — escuché la voz de Cliff, venía saliendo de su habitación.

— ¿En dónde está él? — no sabía que sucedía.

Me miró preocupado unos segundos. Sentí mil revoluciones el estómago y un frío extremo recorriendo mis brazos. Comencé a respirar de manera más acelerada pues sentía mi pecho demasiado atrofiado.

— Oye, tranquilo — se acercó a mí.— Ven, vamos a sentarnos.

Nos dirigimos al sofá y me dejé caer en él.

— ¿En dónde están? ¿En dónde esta Kirk, Cliff? — comencé tratando de regular mi respiración.

— Están en casa del pelirrojo — habló serio.

— ¿Por qué están ahí? ¿Qué sucedió?

Me miró y frunció el entrecejo.

— ¿No recuerdas nada de lo que sucedió anoche? — negué.— ¿Nada de nada? — volví a negar.— ¿Hasta que parte recuerdas?

in the hell; klarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora